El aire capitalino no se aleja de los sentidos, pues el bullicio cotidiano es constante en las calles de Conocoto, a pesar de ser considerada una parroquia rural del Distrito Metropolitano de Quito.
El nombre de Conocoto deriva de la palabra Kichwua Cunugcutu, formado de dos vocablos, cunug (loma) y cutu (abrigada).
Desde antiguas épocas existieron asentamientos del pueblo Quitu – Cara. Después de la llegada de los españoles, la mayoría de los habitantes pasó a ser parte de las grandes haciendas a manos de congregaciones religiosas y latifundistas españoles.
Jesús Sanguña de 49 años, vive en la parroquia ya 34 y cuenta que se siente muy feliz de haberse radicado allí.
Cuando llegó, las cosas eran más difíciles, las vías de acceso solo eran chaquiñanes llenos de polvo.
Ahora con más de cien mil habitantes, Conocoto es la puerta del Valle de los Chillos y por la cercanía a Quito, las costumbres no difieren mucho.
Con una gran sonrisa relata que hace varias décadas las familias se ayudaban mutuamente, nunca con dinero sino con gallinas y alimentos. Esto se denominaba ‘Jochas’ en las cuales todas las familias que recibían ayuda para sustentar el priostazgo, debían devolver el favor el siguiente año.
Así mismo reiteró que esas costumbres se han perdido de a poco. “La gente se a vuelto menos agradecida” comenta.
El priostazgo y el padrinazgo fue y sigue siendo, aunque en menor medida, una práctica generalizada a la hora de organizar las fiestas.
“Cuando vayas a pedir algo, irás con la gallinita bajo el brazo”, versaba el antiguo dicho que contemplaba tal gratitud.
Las mujeres vestían con centros (faldas amplias) y pañuelones, signos de elegancia hace varias décadas. Así llevaban en un brazo la gallina como presente a los futuros compadres y en el otro brazo y bajo el pañuelón, unas pomas de aguardiente llamadas ‘Dama juanas’.
Cuando las peticiones de apadrinamiento o priostazgo eran aceptadas, enseguida se servía el licor. Siempre por encima del hombro, pues esto era signo de respeto.
Si no lograban completar este ‘ritual’, el dueño de casa tenía la potestad para castigar de alguna manera al visitante. Eran bautizados con tres copas llenas de aguardiente.
En las festividades se conmemora principalmente al patrono de Conocoto, San Pedro. Así los barrios bajan a la plaza central para tomársela, vestidos de Yumbos y Capariches.