El hurto y el vandalismo marcan la tónica en el camposanto de la localidad, que está descuidado y es presa de los maleantes.
Ni el cementerio municipal de Sangolquí se salva de la delincuencia. En este lúgubre espacio, localizado en el cantón Rumiñahui, al sur oriente de la capital, los maleantes no tienen miedo y peor aún respeto por la memoria de quienes reposan en las tumbas, según los pobladores.
Fabiola de Parreño acude con frecuencia al lugar para visitar la última morada de su esposo. Cuenta que hace algún tiempo atrás, empezó a notar ciertas anomalidades en el sepulcro, “encontramos parte del pozo destruído y se robaron el crucifijo de bronce” comenta la afectada.
Quienes acuden con frecuencia hasta el camposanto afirman que no es difícil observar como a cualquier hora del día, los malechores aprovechan la falta de seguridad para sustraerse objetos de valor que dejan los familiares de los difuntos para adornar los mausoleos.
Silvia Parreño, otra de las perjudicadas a consecuencia de este hecho, manifiesta que lo que más le molesta no es que se extravíen los objetos, sino el irrespeto que tienen los maleantes con los muertos. Indica que los jarrones de bronce y las ornamentas recubiertas de oro son los articulos preferidos por los presuntos ladrones, ya que los funden y los venden en el ‘mercado negro’.