Tormentas y derrumbes mataron a 11 personas en el empobrecido Haití. Los aguaceros paralizaron durante varias horas la capital de Haití, donde las calles se convirtieron en ríos y los escombros se deslizaron por las colinas. Se escucharon gritos de ayuda de algunas mujeres, mientras las corrientes golpeaban los asentamientos temporales que se construyeron en Puerto Príncipe, tras el poderoso terremoto del año pasado para alojar a decenas de miles de personas. Funcionarios del gobierno haitiano dicen temer que la temporada de huracanes, que comenzó oficialmente la semana pasada, exacerbe un brote de cólera que ya ha matado a 5.000 personas.
El presidente electo de Haití, Michel Martelly, dio un discurso en televisión nacional, donde le pidió calma a la ciudadanía, mientras la tormenta aún azotaba la ciudad. Pidió a los trabajadores que ayuden a las tareas de rescate.