Liga se desplomó en Liniers, en uno de los peores partidos de los últimos tiempos. La revancha se juega el jueves próximo.
El descontrol hizo presa del once del ‘Patón’ Bauza desde el arranque. Recibió dos goles en diez minutos y todo el andamiaje se vino al piso. Perdieron las marcas y el punzante juego ofensivo del equipo de Gareca hizo flecos al dispositivo de marca. Augusto Fernández caminó por los pasillos centrales a voluntad, colocando dos veces la pelota en la red. Era muy temprano y las luces del desastre se prendieron en toda su magnitud, porque la reacción de la ‘U’ nunca apareció y así se fue el primer tiempo, sin avizorar una mejoría. En el complemento, Vélez siguió manejando los hilos del partido. El peligro de gol siguió acechando los palos de ‘Dida’ Domínguez, que fue el culpable directo del tercer tanto, saliendo sin oficio a contener un centro que le pertenecía. Le cabecearon en sus narices y la goleada tomó cuerpo. Después, la impotencia del campeón ecuatoriano se vio reflejada en las expulsiones de ‘Chucho’ Bolaños, por doble amarilla, y Néicer Reasco, que salió armado y se ganó la roja a pulso. Con 9 hombres todo parecía indicar que una boleta de novela, iba a marcar la despedida de la Copa en el primer partido. Afortunadamente, Bauza reordenó las líneas y la falta de ambición de los hombres de Vélez, recriminados ácidamente por el ‘Tigre’ Gareca, permitió a la ‘U’ cerrar el 3 a 0, que pudo alcanzar ribetes de verguenza. Fueron agónicos minutos de desesperación y caos. Todos atrás, amarrados al arco de Domínguez. La imagen de equipo equilibrado y con jerarquía internacional quedó convertida en añicos. Sacó una boleta barata, que obliga a una remontada en Ponciano, que de conseguirse tendrá perfiles de histórica.
Dicen que la esperanza es lo último que muere, y el plantel albo se aferrará a esa posibilidad, para gastar la última bala, apelando a su juego arrollador en condición de local.
En la ‘Casa Blanca’, Liga es un ciclón imparable. Pero esta vez, la obligación de golear y no recibir un sólo gol, puede traer consigo un nerviosismo incontrolable, que conduza a la falta de precisión y al desorden. Aparte, las ausencias de Bolaños y Reasco van a pesar sensiblemente. Es un momento crítico. Altamente peligroso. Sólo el carácter y el temple de sus hombres podrá salvarle de caer al precipicio. A luchar.
Por: Raúl Cruz Molina