La Paz, 10 abr (EFE).- El presidente de Bolivia, Evo Morales, acusó hoy a los sindicatos mineros movilizados por mejores salarios de intentar un «golpe de Estado» con los cercos realizados en los últimos días a la plaza principal de La Paz, donde están los palacios de Gobierno y del Parlamento.
«Si la policía (los) dejaba entrar (para) que dinamiten la plaza Murillo, hubieran dinamitado el Palacio Legislativo, el Palacio de Gobierno. Si me encontraban, seguro que me dinamitaban. Es como un golpe de Estado», dijo Morales en un acto en Cochabamba (centro) ante un grupo de trabajadores mineros afines.
Las movilizaciones en La Paz son lideradas por la Central Obrera Boliviana (COB), que reclama un aumento salarial mayor y más general que el diez por ciento que decretó Morales solo para unos pocos sectores estratégicos (militares, policías, maestros y trabajadores de la salud).
Los sindicatos desataron la ola de protestas al considerar insuficiente el diez por ciento porque la inflación de los últimos doce meses ha pasado del once por ciento y porque excluye a numerosos sectores.
El mandatario hizo su acusación tras haberse reunido el sábado con la COB para negociar sus demandas, luego de tres días de disturbios en La Paz y la amenaza de radicalizar las protestas desde el lunes.
No obstante de confirmar que volverá a reunirse con la COB en las próximas horas, insistió en que las protestas son una «provocación» para sacarlo del poder, lo que es una acusación que ha hecho varias veces contra los sectores sociales y políticos que le han criticado.
El gobernante también reveló que planteó a la Federación Sindical de Mineros la nacionalización de todas las minas privadas del país, pero esa entidad se opuso a esa medida que, en cambio, su Gobierno sí ha aplicado en los últimos años en sectores como el petrolero y el eléctrico.
Uno de los dirigentes de la COB, Emigdio Izquierdo, en declaraciones a Efe, rechazó la denuncia y dijo que los sindicatos no buscan derrocar a Morales, sino que acceda a la mejora salarial.
«El presidente tiene que tomar en cuenta que no es posible gobernar mintiendo al país», dijo hoy Izquierdo al pedir a Morales que en lugar de hacer esa acusación cambie a su equipo de asesores para solucionar el conflicto.
«No hay intención de derrocarlo, solo que reflexione (…) y que diga de frente al pueblo si es que le están haciendo meter la pata sus asesores o si está amordazado», dijo el dirigente, al anunciar más movilizaciones desde el lunes si el diálogo no da resultados.
Morales afronta los disturbios desde que en diciembre decretó una subida de los combustibles de hasta el 82 por ciento, que tuvo que retirar a los pocos días ante las protestas generalizadas.
Una encuesta publicada por un diario boliviano señala que si Bolivia celebraría hoy elecciones generales, Morales solo tendría 22 por ciento de apoyo en las urnas, un tercio del 64 por ciento que obtuvo en diciembre de 2009, cuando fue reelegido para gobernar hasta 2015. EFE