Después de los últimos informes de las autoridades japonesas, se ha encontrado negligencia humana dentro del manejo de los reactores de Fukushima. Quizá la revisión que debieron hacer hace pocas semanas los funcionarios de Tepco, habría podido prevenir al menos en parte el impacto nuclear que el país nipón está a punto de sufrir. Sobre todo en un país con alto riesgo sísmico. Ahora, poco se puede hacer para contener los reactores llenos de radioactividad, material que podría tener efectos devastadores en la salud humana, no solo de ese país, sino del mundo entero. Quizá se piense que después de pasar el peligro, solo queda clausurar las plantas nucleares de Fukushima, pero las huellas seguirán allí. Los seres humanos somos poco preventivos, muchas cosas dejarían de pasar en nuestro entorno, si aprendiésemos a prever lo que nos puede venir. No esperemos a solucionar las tragedias, sobre todo en nuestro país, donde no se evidencia planes de contingencia, para ningún fenómeno natural.