María Reyes, ha tenido que despedir a sus seres queridos, pues al no encontrar una trabajo estable, se han visto obligados a buscar un futuro mejor en tierras lejanas. Las lágirmas, ruedan por sus mejillas, al recordar a su hijo Javier y a sus hermanos Edwin y Lola. En esta ocasión, aprovecha este espacio para enviar un saludo a sus seres queridos y contarnos su sufrimiento.
«Mi hijo se casó antes de terminar el colegio y cuando se graduó, no pudo conseguir trabajo. Recuerdo que golpeó muchas puertas, pero nunca le dieron la oportunidad de sacar a flote a su familia de una manera honrada.
Él ya tenía responsabilidades, ya que su esposa estaba embarazada. Entonces, mi hermano que estaba en España le dio una mano y se lo llevó. Ahora su situación económica ha mejorado mucho y está viviendo con sus esposa y su hija, en ese país.
A mis hermanos les ha ido muy bien. Ellos tienen una empresa de transportes y estamos muy orgullosos.
Mi sobrino Cristian, se acaba de graduar del colegio en España y todos esperamos que tenga un mejor futuro que nosotros.
A pesar de que a mis hermanos y a mi hijo les está yendo bien, no todo es color de rosa. El dinero no lo es todo en la vida. Es muy triste que la familia se desintegre, sufrimos aquí y sufren allá.
Una madre cuida a sus hijos con mucho amor y aunque la ley de la vida exija que ellos se vayan, su corazón jamás se va a resiganar a tenerlos tan lejos.
Es muy duro cuando de la noche a la mañana se deja de ver el rostro de las personas por las que damos la vida. Eso nos pasó a mi mamita y a mí. Nunguna de las dos nos quejamos, pues estamos felices por nuestros vástagos, pero ambas tenemos un vacío muy grande y profundo en el corazón.
Mi madre sufre mucho y se siente muy sola. Por eso quiero pedirles a mis hermanos que no se olviden de ella. Recuerden que ya esta viejita y enferma. Padece mal de Parkinson y cada vez está más débil. Necesita sentirse querida. Ella llora mucho cuando no le llamán».