Controlado por narcos, el asolado Valle de Juárez se despuebla sin remedio
Luis Chaparro
Ciudad Juárez (México), 3 mar (EFE).- Asolado por la violencia del crimen organizado, que ha dejado centenares de víctimas en los últimos años, policías mermadas y un sinfín de negocios cerrados al no poder hacer frente a las extorsiones, el Valle de Juárez pierde población a marchas forzadas por el miedo de sus habitantes.
En el extremo norte de México, el valle situado a orillas del fronterizo Río Bravo luce cada vez más desangelado y sus tres municipios han perdido entre un 30 y un 45 por ciento de sus ciudadanos desde 2005, según revelan los censos de población.
La cada vez mayor presencia del cártel de Juárez, al frente del que está Vicente Carrillo Fuentes, «El Viceroy», y del de Sinaloa, encabezado por Joaquín «El Chapo» Guzmán, que se disputan la zona, la ha convertido en un área solitaria donde de cuando en cuando se ven camionetas lujosas tripuladas por varios hombres.
El Ejército ha asumido algunas funciones de seguridad en la zona pero no de modo permanente.
Antes de que se desatara la violencia, los habitantes de la zona vivían de actividades agrícolas, comerciales e industriales varias, sobre todo en el sector de las maquiladoras (ensambladoras), las cuales han decaído de manera brutal por el fenómeno de la inseguridad.
El primer poblado del Valle de Juárez viajando de Ciudad Juárez al este es Guadalupe Distrito, donde los delincuentes han restringido las salidas después del anochecer a los pocos habitantes que restan.
Después del secuestro de la única agente de la Policía local, una mujer de 28 años que hacía sus patrullajes a pie y armada con solo una pistola, en junio de 2010, el municipio ha quedado a la merced de los delincuentes.
En Guadalupe había 9.148 residentes según el Censo 2005, para disminuir a 6.458 pobladores en 2010, una caída del 30 por ciento, según registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El siguiente poblado es Praxedis G. Guerrero, donde lo primero que se observa es una plaza vacía donde, desde el año pasado, han sido tiradas las cabezas de varias personas asesinadas por presuntos sicarios.
La jefa de Policía de la localidad es Marisol Valles García, una estudiante de criminología cuya fama rebasó fronteras cuando asumió a los 20 años el cargo público que desempeña cuando nadie más quería hacerlo.
A su cargo hay trece agentes, nueve de ellos mujeres, que sólo cuentan como medio para desplazarse una patrulla, y de los cuales nada más hay armas para cuatro, tres rifles y una pistola.
En el pueblo las tiendas han cerrado de manera permanente y la única iglesia que existe está destruida desde 2010, cuando fue incendiada por no pagar a grupos de extorsionadores.
De los 8.514 residentes que había en 2005 quedan menos de 4.800, es decir una caída del 43 por ciento, muestran datos de la misma dependencia.
La vía que comunica el Valle de Juárez con la ciudad es la carretera federal dos, cerca de la cual fueron encontrados el 25 de febrero los cadáveres de Elías y Malena Reyes Salazar, hermanos de la activista Josefina Reyes, asesinada en enero de 2010, y de la mujer del primero, Luisa Ornelas.
Recientemente, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) ubicó cuatro zonas de «exterminio de familias» en el área de Ciudad Juárez y poblados circunvecinos.
El visitador del organismo, Gustavo de la Rosa Hickerson, ha dicho que la situación en el Valle de Juárez «es extremadamente dramática ya que han terminado con familias completas integradas por seis y siete miembros», en lo que representa «terrorismo» puro.
En una carta enviada a los gobiernos estatal de Chihuahua y federal para tratar de incluir a la región en el programa de reconstrucción social «Todos Somos Juárez», que se circunscribe nada más a Ciudad Juárez, un grupo de legisladores del estado de Chihuahua calificaron la zona como «la más violenta del mundo».
En el documento, los legisladores aludieron concretamente a los municipios rurales Praxedis G. Guerrero y Guadalupe, en la frontera con Fabens y Fort Hancock (Texas, EE.UU.) y ubicados a unos 50 kilómetros de Juárez.
Para los representantes, el Valle de Juárez enfrenta una «circunstancia atípica» que no existe «en ninguna otra población, ni del estado ni de México». EFE