Hace algunos meses llegó a nuestro país, el cruel y nefasto ‘negocio’ que intercambia por unos cuantos cientos de dólares, la vida de personas, que de manera inocente encuentran la muerte en las calles del país.
Este delito que no diferencia, sexo, edad o situación de vida, de manera brusca acaba con la vida de personas, padres de familia, esposos o hijos, que sin poder rechazar la fuerza de la violencia, mueren en las calles o carreteras del Ecuador.
La Policía Nacional realiza acciones mancomunadas junto a las Fuerzas Armadas, en la búsqueda de los integrantes de estas organizaciones, que de manera rápida han acabado con la paz en nuestra nación.
Decenas son las personas que han perdido la vida. Ellos partieron al más allá, pero sin duda los seres afectados por este acto violento, son sus familias, que tienen que vivir la soledad, el dolor y el silencio de la pérdida de su familiar.
La violencia se tiñe de sangre y poco es lo que puede hacer la comunidad ante este tipo de delito mortal.