La inseguridad que día a día se vive en las calles del país, ha desatado una sensación de psicosis generalizada.
En algunos barrios, se preparan para combatir de manera organizada y cooperativa a la delincuencia. Amenazas en contra del hampa se leen en las paredes de sectores considerados de alto riesgo.
En las calles, se vive una sensación de temor. Muchos ciudadanos están pendientes de las personas que se cruzan por su camino, pues no quieren ser perjudicados.
Hay quienes ven a un joven rapero o a alguien mal vestido y cruzan la acera, lo mismo sucede cuando observan a alguien de color. El pánico nos ha vuelto clasistas y racistas.
La delincuencia, además de producir pérdidas económicas y en el peor de los casos humanas, deja secuelas psicológicas en sus víctimas. Casi nadie vuelve a ser el mismo después de haber sido asaltado. Incluso muchas personas que han sido asaltadas en la puerta de sus casas, tienen miedo de llegar a sus hogares.