Anoche, exactamente a las 23h19 de Chile (21h19), la cápsula ‘Fénix 2’ inició el descenso definitivo para encontrarse, a 622 metros de profundidad, con los 33 mineros que permanecían atrapados en las profundidades de la mina San José, desde el pasado 5 de agosto.
El aparato, que fue sometido a una prueba previa y al cual debió corregírsele un problema de suspensión, descendió con el rescatista Manuel González (46), quien fue el primero en tomar contacto con los trabajadores.
Para el ascenso de los mineros y rescatistas, en total existen tres Fénix, especialmente diseñadas para recorrer el túnel entre el refugio minero y el exterior.
Durante las pruebas que se realizaron horas antes del rescate, la ‘Fénix 1’ bajó en el primero de sus viajes hasta los 65 metros y subió posteriormente hasta los 45 metros para reconocer la parte del conducto, que fue entubada por los equipos de rescate para evitar el desgaste con la roca viva, en el primer tramo del pozo.
Posteriormente bajó a 464 metros, un punto del trayecto que fue decisivo, dado que ahí se estrecha ligeramente el ducto. Las pruebas incluyeron también un test de velocidad.
Jaulas metálicas completamente equipadas
Las cápsulas cuentan con un complejo sistema de comunicación y están pintadas con los colores de la bandera de Chile: blanco, azul y rojo. En su interior, en la parte superior de la cabina metálica, tienen unos ocho tubos pequeños de oxígeno, una cámara de televisión que abarca 360 grados, un micrófono y una mascarilla de oxígeno, que los mineros podrán utilizar en caso de sentir algún tipo de angustia o “ahogo”, según los especialistas médicos.
Las cápsulas Fénix también llevan en sus costados ocho ruedas flexibles para facilitar su desplazamiento.
Cuando ingresan en la cabina, los mineros se colocaron un casco con audífonos y micrófono inalámbrico, lentes que filtran toda la luz, arnés de cinco puntas para fijarlos a la cápsula, cinturón bio-métrico, traje térmico impermeable, pero que deja salir la transpiración, vendaje para evitar trombosis en las piernas y calcetines con fibra de cobre.
En la puerta de la cápsula va montado un monitor que asimila toda la información que recibe el cinturón biométrico, como frecuencia cardíaca y respiratoria, la que a su vez es transmitida a los médicos en la superficie.