Patricio, 49 años. Soy el orgulloso padre de 3 hombres de bien. Toda mi vida me he esforzado por entregarles lo mejor. Siempre les he dado todo mi amor y nunca les ha faltado nada. Mi profesión me ha ayudado a mantenerme cerca de casa. Amando mucho a mi esposa y a mis hijos. Hace un año, mi hijo mayor terminó la universidad. Inmediatamente después le ofrecieron un trabajo en el Oriente ecuatoriano. Todo transcurría con normalidad, hasta hace aproximadamente un mes. Mi hijo regresaba de un campamento turístico donde era administrador. Cuando de repente se accidentó con un bus de transporte interprovincial. Gracias a Dios, no murió. Entró en un estado de coma vegetativo. Será el fin de mi vida, si mi hijo muere. Los doctores no me dan esperanzas y me dicen que espere lo peor, por que en el mejor de los casos, si sobrevive el trauma cerebral será demasiado fuerte como para que sea el mismo de antes. Estoy desbaratado.
Mi Querido Patricio:
La vida pone pruebas muy duras. Pero Dios es el Señor de los milagros.
Tu Amiga Karina