Jue. Sep 19th, 2024

Enamorarse puede producir el efecto de una dosis de droga. Si el enamoramiento se convierte en una obsesión, puede llegar a ser patológico e incluso podría llevar a padecer algunos desórdenes mentales. Según los estudios científicos, cada vez que incurrimos en esa maravillosa, pero enloquecedora realidad amorosa, ‘perdemos la cabeza’, debido sobre todo al cóctel químico de testosterona, estrógenos, feniletilamina y otras sustancias hormonales y neurotrasmisoras que se liberan en nuestra sangre y recorren desenfrenadamente todo nuestro organismo.  Mientras perdemos la razón, se acelera nuestro corazón, pensamos de manera obsesiva y recurrente, prácticamente sin poder pensar en otra cosa, que en la persona querida. Sufrimos altibajos emocionales, nos desprendemos de nuestras inhibiciones y perdemos el sentido común. En fin, nos bloqueamos ante la realidad.  Antes de llegar a este punto de pérdida de percepción ante lo evidente, es necesario colocar límites y pensar racionalmente.