Andrés. 26 años. Vivo en Quito. Soy contador y trabajo en una empresa de publicidad. Hace dos años contraje matrimonio con la que yo creía era el amor de mi vida. Al principio todo era pasión y comprensión. Los primeros meses vivimos a cien por hora la convivencia. Me sentía enamorado y con ganas de compartir mi vida con ella. Me alejé de mis amigos y dejé de lado las farras y los viajes desmedidos. Pero las cosas en estos últimos meses se han convertido en un verdadero infierno. Ella no ha terminado su carrera y por ese motivo no trabaja. Sorprendentemente no desea hacer nada, le planteo la idea de viajar y se niega. No le gusta salir al cine, ni a tomar un café, me pide que pase todo el tiempo en la casa. Pero sinceramente no me gusta, me parece ilógico regresar a mi hogar simplemente para pelear. He analizado la posibilidad de separarnos para que ella reposicione sus ideales y cree un lineamiento de vida que me permita vivir en tranquilidad.
Mi Querido Andrés:
Es necesario que la ayudes. Si la amas apoyalá en estos momentos.
Tu Amiga Karina