Artículo original: El ‘Tour de France’ lleva al cuerpo de los ciclistas al límite (CTDeportes.com)
Los ciclistas tienden a tener una relativa baja densidad ósea, pero no se sabe exactamente porqué. Una inadecuada nutrición o un estado hormonal anormal podrían ser las causas, pero podría ser el tiempo que pasan en la bicicleta. UN reciente estudio muestra que la nutrición apropiada parece ser suficiente para proteger los huesos de las largas jornadas del ‘Tour’.
Aún en los competidores jóvenes y saludables, la baja densidad ósea puede ser una mala señal, debido a que la medida disminuye comúnmente a medida que la gente envejece, colocando a aquellos con valores promedios bajos para sus edades en un alto riesgo de osteoporosis.
Los ciclistas se sostienen en el sillín, dejando sus huesos menos tensionados por su actividad respecto a otras atletas de pruebas de resistencia como los corredores, cuya actividad impacta sus huesos.
«Si su esqueleto no está siendo tensionado, entonces su cuerpo no pone la energía para mantener la masa ósea que no se necesita,» dice Pamela Hinton, una ciclista, nutricionista y deportóloga de la Universidad de Missouri en Columbia, EEUU.
Está claro que la nutrición no es un factor significativo. Bajo las condiciones de la carrera, los atletas producen grandes cantidades de sudor, que contiene calcio. Si los atletas no reponen esas pérdidas de calcio en sus dietas, sus cuerpos pueden tomar calcio de sus huesos.
Los ciclistas pueden mantener un balance de energía general –compensando el herculeano número de calorías mediante un inmenso incremento del consumo. Este equilibro afecta la masa ósea a través de la alteración de los procesos de quiebre y formación de huesos. El estudio de Hinton fue parte del estudio de una investigación más grande que examinó a los ciclistas para ver que tan bien mantenían el balance de energía bajo condiciones extremas.
El experimento de Hinton midió la entrada y salida de energía de los corredores en el el ‘Tour de Southland’, una competencia multi-día y multi-etapas en Nueva Zelanda. Tomó muestras de sangres y les realizó pruebas de sangre para biomarcadores que indiquen la formación y rotura de huesos.
«Lo que vimos fue que [los ciclistas] realizaron un buen trabajo de consumo de suficientes calorías para reunir sus necesidades de energía,» dijo Hinton. «Solo vimos un gran incremento en un marcador de formación de hueso y un pequeño incremento en el marcador de rotura.»
Mantener el marcado de formación de huesos elevado es crucial, porque el ejercicio fuerte causa la rotura de hueso y una posible pérdida de masa ósea en el transcurso del tiempo. Aumentar los esfuerzo de la formación de los huesos del cuerpo para coincidir con el requerimiento de rotura requiere de combustible.
Los ciclistas deben comer alimentos antes, durante y después de cada jornada — y muchos de ellos. La identificación de las necesidades básicas del competidores en términos de carbohidratos, proteínas y grasas puede ser hecho durante el entrenamiento y personalizar lo que mejor funciona para cada individuo, pero nadie puede entrenar con el tipo de intensidad que demanda el ‘Tour de France’ — tres semanas de competencia con apenas dos días de descanso.
«No va a poder estar en el tope de calorías que necesita,» dice Phil Cutti, un triatleta y el director del Human Performance Laboratory de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, EEUU. «[Su cuerpo] va a sacar esas calorías de alguna parte –rompiendo el hueso, rompiendo el músculo.»
Durante el ‘Tour de France’, los corredores pueden perder hasta 10 libres de sus ya delgados cuerpos. Los ciclistas no están construidos como jugadores de fútbol americano; esas libras representan una gran cantidad de pérdida de peso.
«No es grasa,» dice Cutti. «Es masa muscular magra que incluye músculo y hueso.»
Dentro del deporte, entender la exacta combinación de calorías y nutrientes que el cuerpo necesita para realizar el mejor desempeño ha tenido un gran avance en las últimas dos décadas, dice Cutti, especialmente la idea de que los corredores individuales pueden diferir en sus necesidades.
Un síntoma irónico de ejercicio excesivamente fuerte es la supresión del apetito. Los corredores pueden entender la necesidad para consumir una cierta cantidad de calorías para mantener su desempeño y sus huesos. Pero si no tienen hambre, puede ser difícil ingerir las calorías que necesitan para evitar lesionar los músculos y los huesos que necesitan para competir.
«He conversado con gente que ha hecho el ‘Tour’,» dice Cutti. «Tienen la comida en frente de ellos, pero no pueden comerla.»
La comida es el combustible, todos los saben, pero forzarse a comer otro plato de pasta no siempre es apetecible — aunque sus huesos dependan de ello.