Vie. Nov 22nd, 2024

El Hospital Pablo Arturo Suárez, ubicado al norte de Quito, es la unidad de segundo orden que recepta la mayor cantidad de casos de emergencia suscitados al norte de la capital.
Diariamente, esta entidad recepta más de 300 casos, que son atendidos, según quejas de los usuarios, de manera deficiente.
Al hablar de emergencias estamos tratando de lesiones físicas, dolores frecuentes, infecciones o dolencias del organismo, no mayores a 24 horas.
Si el malestar está presente por mayor tiempo, este diagnóstico le corresponderá tratar a galenos de consulta externa.
Durante el día existen especialistas emergenciólogos en todas las áreas. A partir de las ocho de la noche, la capacidad de médicos se reduce a 1 galeno residente, 3 internos rotativos, 4 externos y enfermeras, según el turno.
“Las condiciones de infrestructura no son las adecuadas, nos hemos acoplado al espacio, pero sin duda nuestros pacientes necesitan de mejor calidad en la atención”, señaló Andrés Corral, Director del Hospital Pablo Arturo Suárez.
“El gobierno nacional está evaluando la posibilidad de crear un nuevo centro de atención emergente para Quito, sinceramente es la mejor opción”, acotó el galeno.
EVALUACIÓN
La condición del paciente al ingresar al centro de salud es evaluada y según este balance es dirigido al área que le corresponde.
Dentro de la sala de emergencias de este hospital quiteño, los casos son muy variados. Desde una fractura, pasando por un cólico por cálculos, hasta casos de pacientes con cuadros graves que se debaten entre la vida y la muerte. Lo problemático de esta circunstancia es la persona que valora la condición.
Un guardia de seguridad es el encargado de definir el cuadro.
Como esta, muchas quejas más se han presentado. Ante esta circunstancia, el Director del Hospital acotó: “Cuando el médico residente no se abastece, el encargado de la apertura de la puerta a los pacientes, es el personal de seguridad”.
Las falencias son graves, pero no se puede responsabilizar a los médicos. Es la falta de recursos gubernamentales, que ha activado una crisis realmente grave en el sector salud.
Está claro, que el derecho a la salud gratuita, no es más que marketing.