Los hijos son un mundo de posibilidades en cuanto a vivencias de trata y es una pequeña gran lección que ellos descubren como padres, sobre la marcha. Sí, así como nosotros enseñamos mucho a nuestros padres durante nuestra crianza, los hijos nos darán lecciones que nunca esperamos, no importa cuan preparados puedan estar los padres siempre serán sorprendidos. Aquí algunas de las cosas que nunca pensamos hacer, hasta que tuvimos hijos:
1. Volver a usar las tablas de multiplicar
Porque, a no ser que tengas una profesión que te obligue a usar las matemáticas todo el tiempo, evidentemente, ya olvidaste un poco cómo se hacían las operaciones más elementales y sólo te limitas a usar una calculadora. Pero cuando la tarea de tu hijo te exige explicarle mejor cómo se hacen esos procedimientos, seguro te encuentras en problemas.
2. Comer un pastel de lodo
Seguramente, cuando tu hija tiene inquietud en mostrar sus dotes culinarias con un pastel de lodo no puedes resistirte a despreciar su platillo preparado con ilusión. Esto también ocurre a la hora de jugar al caballito en el que ahora a ti te toca ser el caballito. Muy probablemente nunca habías reparado en ello cuando eras pequeño.
3. Usar las frases de mamá
Sí, esas frases que tanto te desesperaba que te dijeran o esos regaños muy típicos de los padres «porque lo digo yo» o «yo a tu edad». Innegablemente los has empleado con tus hijos por más que juraras algún tiempo atrás que no lo harías.
4. Abrigarlos tanto como te abrigaban a ti
¿Recuerdas cuánto detestabas traer las múltiples capas de ropa que mamá te ponía cuando eras niño a la hora de salir a jugar o a dar un pequeño paseo? Quizá deberías poner más atención al momento de obligar a tus hijos a no salir del hogar sin un suéter.
5. Pasar horas contemplando mientras duerme
Sin duda, tú no recuerdas cuando mamá y papá lo hacían contigo pero ahora no puedes evitar reconocer que es una de tus actividades favoritas, más cuando se trata de los bebés. Pensar en pasar la tarde viendo como duerme el pequeño de la casa, seguro nunca fue una de tus ideas.
6. Enseñar las pequeñas cosas
Si para ti fue un gran logro aprender a andar en bicicleta sabes muy bien lo que sentirá tu hijo cuando tú le enseñes pero, ¿alguna vez imaginaste que serías quien tuviera que repetir cientos de veces la misma lección para que tu pequeño aprendiera? Puede que no.
7. Llevarlos a su primer día de escuela y llorar
Todos recordamos nuestro primer día en el colegio como un momento crucial en nuestras vidas, algunos se alegraron pero la mayoría lloró. Eso sí, indiscutiblemente nunca pensaste que sería a ti a quien se le partiría el corazón al dejarlos ir al colegio.
8. Ser Santa Claus
De las ilusiones más grandes que tienen los pequeños está conocer a Santa Claus y recibir sus regalos. Si cuando pequeño te tocó que él llegara a tu casa y te diera tus obsequios personalmente, ahora sabes que es tu turno de hacer lo mismo con tus hijos. Gajes inesperados de ser padres.
10. Limpiar vómito
Era bastante desagradable cuando, por algún malestar estomacal, el vómito te ocurría a ti pero seguro nunca pensaste en que llegaría la ocasión en que tu hijo volvería el estómago y tú serías quien limpiaría, inclusive, el asco que sentías antes se desvaneció por la preocupación de cuidar a tu pequeño. Y eso también pasa cuando te toca cambiar pañales.
11. Poder con tantas labores
Algo que tampoco te pasó por la cabeza fueron las decenas de labores que mamá tenía mientras tú sólo te ocupabas de jugar. Probablemente no tenías idea hasta ahora que eres padre o madre de que podías con tantas tareas y pendientes del hogar.
12. Hablarles de pubertad y sexo a los hijos
Cuando tus padres lo hablaron contigo, inequívocamente, fue un tema difícil de tratar, primero sobre los cambios incómodos que habría en tu cuerpo y luego sobre ese tema tabú para muchos. Y seguro, cuando sea la hora de hablarle a tus hijos será igual de bochornoso que en el pasado.
13. Esperar en casa mientras ellos están de fiesta
En tus años mozos, cuando eras joven y libre evidentemente nunca pensaste en que llegaría este día pero sí, es la ley de la vida y cuando envejeces, llega la hora de que sean las nuevas generaciones quienes engalanen fiestas y las pistas de baile. Pero ¿tus hijos? ¿Y que seas tú quien espere durante la madrugada a que lleguen para castigarles? Eso, definitivamente, uno nunca se lo espera.
Muchos de nosotros antes de tener hijos con certeza alguna vez habremos dicho: » Cuando yo sea padre o madre no les diré esto a mis hijos» y la triste realidad es que no sabemos el arduo trabajo que requiere ser padre o madre hasta que lo somos. A menudo creemos que somos nosotros quienes enseñamos a nuestros hijos, pero sin duda alguna son ellos los mejores maestros de la vida.