Los expertos chilenos y extranjeros que examinaron los restos de Pablo Neruda confirmaron hoy que el poeta chileno murió de cáncer y no fue envenenado, aunque la familia del autor insiste en la tesis del homicidio y el juez que investiga el caso se mostró dispuesto a realizar otros peritajes.
El magistrado Mario Carroza reconoció que los antecedentes recabados hasta el momento no permiten descartar aún la posibilidad de que Neruda fuera asesinado, por lo que la causa seguirá abierta y probablemente se solicitarán nuevas pruebas más específicas para tratar de detectar otras sustancias, como armas biológicas.
Los resultados de los exámenes toxicológicos realizados en los restos óseos del poeta, que falleció el 23 de septiembre de 1973 en una clínica de Santiago, revelaron la ausencia de «agentes químicos relevantes», explicó en rueda de prensa Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal (SML) de Chile.
Los análisis sí acreditaron la presencia de «sustancias derivadas de productos farmacéuticos» utilizados para tratar el cáncer de próstata, la enfermedad que padecía Neruda y que durante años se aceptó como la causa de su muerte.
Un equipo interdisciplinar de expertos chilenos y extranjeros trabajó en los peritajes desde abril pasado, cuando el cuerpo del ganador del Premio Nobel de Literatura en 1971 fue exhumado de su tumba en la localidad costera de Isla Negra.
El forense español Francisco Etxeberria, que participó en los análisis, aseguró que se ha hecho «lo que era técnicamente posible» y se ha obtenido una «verdad pericial y científica» que debe complementarse con el resto de elementos de la investigación judicial.
Por su parte, el toxicólogo español Guillermo Repetto reconoció que existe la posibilidad de que Neruda hubiese sido atacado con agentes químicos o biológicos, como el gas sarín o la toxina botulínica, aunque estos compuestos desaparecen rápidamente del organismo y resulta imposible comprobarlo.
PABLO NERUDA MURIÓ POR CÁNCER
«No lo podemos descartar, pero no es posible detectar ninguna sustancia en este momento, solo descartar que exista indicio de una muerte no natural», dijo Repetto.
El juez Mario Carroza, a cargo de la investigación, admitió que para poder descartar definitivamente la tesis del asesinato «es necesario tener todos los antecedentes, y en este momento no sabemos si los tenemos».
«El expediente no se va a cerrar si existen dudas y si es necesario realizar nuevas pericias, se van a hacer», dijo el magistrado, que abrió la investigación en 2011 a raíz de una denuncia del Partido Comunista, del que Neruda era militante.
El abogado querellante, Eduardo Contreras, valoró positivamente el trabajo realizado por los peritos, pero anunció que solicitará que se lleven a cabo otras pruebas para detectar elementos bioquímicos, más allá de los test toxicológicos realizados hasta el momento.
«Se ha cerrado una etapa muy importante en la que se ha trabajado con mucha seriedad, pero esto no es todo del caso Neruda ni mucho menos», dijo el letrado.
Contreras planteó la posibilidad de que el caso no se resuelva nunca desde el punto de vista científico, por lo que insistió en avanzar en las otras aristas de la investigación, como el rol de los doctores que atendieron a Neruda en la Clínica Santa María antes de morir.
El antiguo chófer del poeta, Manuel Araya, declaró en 2011 a la revista mexicana Proceso que Neruda fue envenenado por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet con una inyección en la clínica.
El abogado Contreras aseguró además que el vate fue tratado por los mismos médicos que están procesados por el homicidio del expresidente chileno Eduardo Frei Montalva (1964-1970), que murió en 1982, presuntamente envenenado, en esa misma clínica.
También atendieron a Neruda dos médicos que trabajaban al mismo tiempo en la Colonia Dignidad, al enclave alemán dirigido por el exoficial nazi Paul Schaefer que funcionó como centro de detención y tortura durante la dictadura, sostuvo Contreras.
«Con lo que hemos avanzado ya no tengo dudas de que a Neruda lo mataron. Son demasiadas coincidencias», señaló el abogado. EFE