Lo hizo primero en el Palacio del Elíseo, donde firmó con el presidente francés, François Hollande, sendos acuerdos de ciencia, tecnología y educación universitaria y de economía popular y solidaria.
«Es curioso porque normalmente se firman acuerdos comerciales pero para nosotros la mayor cooperación es la que nos pueden dar los países desarrollados para preparar nuestro talento humano», dijo Correa en la sede de la Presidencia francesa.
Al término de un almuerzo de algo más de una hora, en el marco de la visita oficial de Correa a París, que terminará mañana, viernes, el presidente francés señaló, en alusión a los acuerdos alcanzados hoy, que «Ecuador es un país que vive un desarrollo muy rápido» y que «quizás necesite financiación, pero sobre todo tecnología».
A renglón seguido, Correa se desplazó hasta la sede de la Unesco, donde intervino en la conferencia general de esa agencia de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura para denunciar un orden mundial «injusto» e «inmoral» que antepone, dijo, el capital financiero al ser humano y que beneficia a los países ricos y penaliza a los pobres.
«Necesitamos menos caridad y más justicia, evitando la privatización del conocimiento», para dar «un impulso fundamental para el desarrollo de las naciones más pobres», afirmó.
El presidente ecuatoriano aseguró que el problema del desarrollo «no es técnico sino político» y subrayó que «la superación de la pobreza es el mayor imperativo moral que tiene el planeta».
Los sistemas políticos, económicos y sociales que prevalecerán «serán aquellos que permitan el mayor avance tecnológico y científico, pero también su mejor aplicación para el bien común», añadió.
Mientras los países ricos son los grandes productores de ciencia y tecnología, otros como Ecuador producen «bienes ambientales» de los que se benefician todos, y no reciben ninguna compensación, dijo.
«Hoy algunos piden que no se explote el petróleo de la Amazonía, pero eso conlleva costos inmensos por los ingresos no percibidos. Imagínense que la situación fuera la inversa (…). Seguramente ya nos habrían invadido para obligarnos a pagar una compensación», manifestó Correa.
«El orden mundial no sólo es injusto, sino inmoral», subrayó el presidente ecuatoriano, que citó expresamente el ejemplo de la petrolera estadounidense Chevron, demandada por comunidades indígenas de Ecuador por contaminación en la zona amazónica de ese país.
Chevron fue condenada en 2011 por un tribunal de la provincia ecuatoriana de Sucumbíos a pagar más de 19.000 millones de dólares de indemnización por los graves daños que causó en la Amazonía durante el tiempo en que estuvo activa en Ecuador, entre 1962 y 1990.
Según Correa, que acusó a Chevron de haber intentado comprar a la justicia ecuatoriana, la empresa estadounidense ha orquestado desde entonces una campaña de desprestigio contra su país, mientras siguen abiertas varias causas en La Haya y en Nueva York.
«Frente a la infamia de esta empresa (…), Ecuador utilizará el arma más letal que se haya inventado, la verdad», recalcó Correa, quien ensalzó ante el auditorio de la Unesco la diversidad cultural y ambiental de su país.
Correa alabó, además, la diversidad medioambiental y cultural de su país y, en tono jocoso, bromeó con que en Argentina se destaque que el papa Francisco es de ese país y que en Brasil haya quienes «crean» que Dios es brasileño cuando «con certeza, el paraíso es ecuatoriano».
El presidente ecuatoriano, que se entrevistó después de su discurso con la directora general de la Unesco, Irina Bokova, suspendió una conferencia de prensa que tenía prevista tras su intervención por la acumulación de retraso en su agenda hoy en París. EFE