El pasillo ecuatoriano, una melodía añeja y melancólica, se envolverá con voces de ensueño y con las cuerdas, percusión y vientos de una filarmónica de jóvenes, para renacer en el recuerdo de su gente.
Ese es el objetivo de un proyecto que el cantautor ecuatoriano Juan Fernando Velasco llevará a escena el próximo sábado en la localidad de Cumbayá, vecina de Quito, junto con la Orquesta Filarmónica de Ecuador, el trío Pambil y las cantantes Consuelito Vargas y Karla Kanora.
«El pasillo es, creo yo y me atrevo a decirlo, el ritmo ecuatoriano más representativo», que luego de un letargo de varias décadas ha empezado a resurgir, comentó hoy Velasco en una rueda de prensa.
«He tratado de acercar los pasillos, sobre todo, a las nuevas generaciones», comentó el cantautor, que tiene varias producciones discográficas dedicadas a ese fin, como su actual proyecto que pretende mantener la esencia del pasillo, envuelta con el manto de la filarmónica.
Velasco llevará a escena una veintena de pasillos ecuatorianos tradicionales y populares, de los que se corean en el hogar o entre amigos, en una propuesta que recoge «los genes» de una melodía quejumbrosa y melancólica que «llena el corazón».
Por ello, en el «paseo por los mejores pasillos» que presentará el próximo sábado, Velasco asegura que la instrumentación básica será la de siempre: la guitarra y el requinto.
Asegura que hay ecuatorianos a los que no les gusta el pasillo fusionado con nuevos ritmos y por ello decidió mantener la esencia melódica del género.
«No es la orquesta la que hace la melodía, sino la guitarra y el requinto», que acompañados por las cuerdas, los vientos y la percusión de la filarmónica, «bañan al pasillo, lo cubren», pero «no lo suplantan, no ocupan su lugar», explicó el músico.
Recordó que muchos cantantes en la historia del país han brillado con el pasillo, aunque el más grande es el legendario Julio Jaramillo, icono de la música popular en toda América Latina.
De su lado, el director de la Orquesta Filarmónica de Ecuador, el maestro Patricio Arízaga, explicó que el proyecto también tiene un componente histórico en el que se vuelve a conectar el pasillo y el vals vienés.
Arízaga comentó que los valses interpretados por Strauss llegaron a América del Sur y fueron tomados por los músicos de la región con su sello particular, con lo que nació lo que en Suramérica se conoce como «vals criollo», muy popular en Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú.
Esas melodías, por ejemplo, las bailaban el Libertador Simón Bolívar o la independentista quiteña Manuelita Sáenz, con pasos pequeños y rápidos, por lo que tomó el nombre de pasillo.
Sin embargo, al llegar la melodía a Ecuador se encontró con la realidad de los indígenas marginados y mestizos relegados, por lo que la melodía interpretada en tres cuartos de tiempo, pasó a tener tonalidades menores.
Es por ello que el pasillo ecuatoriano tiene una característica de «nostalgia», sostuvo Arízaga tras insistir en que el proyecto que se presentará el sábado busca también ese «reencuentro histórico» entre el pasillo y el vals.
De su lado, la cantante Consuelito Vargas, de origen argentino, aunque como ella remarca, ecuatoriana desde hace 48 años, es la voz melodiosa y añeja de la presentación.
«Yo canto el pasillo porque lo siento, porque lo llevo adentro» y también porque «lo siento como el tango, porque tiene la esencia del tango, tiene esa fuerza», señaló Vargas.
Sin embargo, dijo que al pasillo lo lleva en el corazón y que cuando lo canta lo hace «con el alma». EFE