Pese a encontrarse lejos de las cifras goleadoras que sus compatriotas Romario, Ronaldo y Rivaldo brindaron en sus primeros partidos como azulgranas, Neymar ha demostrado, con cinco asistencias de gol y una capacidad de regate innegable, que su adaptación en el Barcelona está siendo más rápida de lo esperado.
Dos meses después de su aterrizaje en la capital catalana, las dudas previas que emergían sobre su aclimatación al fútbol europeo y su encaje con la estrella indiscutible del equipo, Lionel Messi, parecen haberse disipado.
Anoche, ante la Real Sociedad (4-1) no sólo se estrenó como goleador en la Liga con uno de los tantos más sencillos que seguramente habrá marcado en su carrera, sino que cedió, además, su quinta asistencia en nueve partidos -seis de Liga, uno de Liga de Campeones y dos de Supercopa de España- para que Messi firmara su séptimo gol en el campeonato liguero.
El rendimiento del segundo fichaje más caro de la historia del club, después de Zlatan Ibrahimovic, ha ido de menos a más hasta convertirse en un jugador intocable dentro del esquema de Gerardo ‘Tata’ Martino.
En los primeros latidos de la temporada, el técnico argentino apostó por dosificar su entrada en el once inicial. Ante la insistencia de los periodistas por los motivos de la suplencia de la incorporación estrella del verano, Martino se mostró entonces cauto y apostó por la paciencia.
«Mi aspiración es que Neymar sea jugador del Barcelona en los próximos diez o doce años, no que me resuelva mi situación actual», explicó en la rueda de prensa previa al partido de vuelta de la Supercopa de España ante el Atlético de Madrid, donde estrenó titularidad.
Desde ese día, la estrella de la ‘verdeamarelha’ ya no ha salido del once y, con su descaro por la banda izquierda, ha añadido ese desequilibrio que tanto se echó de menos en algunos tramos de la pasada temporada, cuando parecía que el equipo dependía demasiado de la magia de Messi.
Alejado de la presión que infunden las siempre exigentes gradas del Camp Nou, el exjugador del Santos parece estar siguiendo los pasos de la gran primera temporada que realizaron Rivaldo, Ronaldo y Romario, tres de los brasileños más recordados de la historia del club.
En el ya lejano verano de 1993, Romario aterrizó en el Dream Team de Johan Cruyff prometiendo que conseguiría anotar, al menos, 30 goles. Quizás, por ello, empezó su andadura de azulgrana como un trueno y, en las primeras seis jornadas de Liga, anotó seis goles.
Tras el declive del Dream Team y la llegada de Sir Bobby Robson al banquillo del Camp Nou, el entonces presidente Josep Lluís Núñez pagó, en el verano del 1996, 2.500 millones de pesetas al PSV Eindhoven para hacerse con los servicios de Ronaldo, un joven goleador de 19 años que en la temporada anterior había anotado 42 goles en 46 partidos.
La voracidad goleadora del ‘Fenómeno’ no se hizo demorar y se quedó a un gol de igualar el arranque de Romario en los seis primeros partidos del campeonato doméstico.
Tras la marcha el año siguiente de Ronaldo al Inter de Milán por 4.000 millones de pesetas, su vacío lo cubrió Rivaldo que, procedente del Deportivo de la Coruña, lideró el proyecto encabezado por el holandés Louis Van Gaal. Pese a que su posición en el campo era más cercana a la de un media punta, el jugador de Recife no defraudó en su inicio y emuló las cifras de Ronaldo al anotar cinco goles en las seis primeras jornadas.
Escorado en la banda izquierda recordando otro de los grandes brasileños de la historia azulgrana como Ronaldinho, Neymar, para el que, a diferencia de sus antecesores, la del Barça es su primera aventura europea, sólo tiene como asignatura pendiente mas goles. De momento, esta carencia la cubre con asistencias precisas, regates imposibles y una talento especial que encandila a una afición impaciente. EFE