Como Da Vinci con la Monalisa y Beethoven con la Quinta Sinfonía, el artista ecuatoriano Paco Godoy busca crear su obra maestra, la sinfonía.
Luego de tres décadas de componer, de grabar un centenar de canciones, realizar arreglos musicales, y viajar por el mundo promocionando la música ecuatoriana, el pianista dio inicio a su sinfonía en noviembre de 2012.
Se prevé que esta dure apróximadamente 40 minutos y salga a luz a finales de este año. El nombre de la sinfonía ya lo tiene pero lo guarda como un tesoro, pues no es el momento de nombrarla, dijo el reconocido artista.
Para Godoy esta es la obra de cada artista, de cada músico, “todos los artista busca consagrarse a través de su obra, luego de una vida de trabajo”, acotó orgulloso.
‘Paquito Godoy’ no solo es el nombre que utilizan sus amigos para llamarlo, sino que es el identificativo de su primer disco que lo grabó en Guayaquil cuando tenía 11 años. Recuerda que aún siendo muy niño vino a Quito para quedarse.
Llegó junto su hermano, Antonio para estudiar en el Conservatorio Nacional de Música. Desde aquel entonces el músico de oído se convirtió en un artista de academia. Nueve años estudió para ser un pianista, sin embargo, citó “antes de saber leer y escribir ya sabía tocar el piano”, pues la música es su vida y como pocos artistas ha logrado vivir del arte .
Los primeros ingresos económicos lo obtuvo por tocar el piano en la Iglesia de la Compañía, en Quito. “Cien sucres me pagaban por misa. Tocaba para matrimonios, fiestas, bautizos, el fin de semana lo pasaba ahí” señaló. Pero tuvo que dejar la iglesia cuando tenía 16 años, pues una religiosa lo llevó como profesor de música en al colegio Sagrado Corazón de Jesús. Entre risas comenta que él también era estudiante e iba a cuarto curso en la nocturna, sin embargo las chicas lo llamaban profesor.
Desde ahí la música no lo ha abandonado y los géneros musicales menos. Ahora son múltiples los ritmos que se encuentran en su repertorio que van desde lo sacro, el pasacalle, el san juanito, las bombas, los yaravíes, el pasillo y los tangos.
Al momento de componer el amor y la admiración a la belleza femenina le inspiran. Cada nota musical le viene a la cabeza cuando escucha una frase, no importa la que sea, solo siente como esa palabra se transforma en sonidos y es el inició de la futura composición.
De esta manera surgieron las canciones ‘Si así llueve que no escampe’, ‘Riobamba en Buenos Aires’, ‘Ricurica’, ‘Sacharuna’ y otras que son producto de una sola frase que se transmuta en melodía.
Actualmente el riobambeño reside en Quito junto a su esposa, Piedad Torres y su hija Siboney que toca el violín. Un artista de lujo de la sierra de nuestro país.