La anticipación es uno de los planes para afrontar el juego para los argentinos. Pero no en la cancha sino en aspectos ajenos al gramado, pero vitales para el correcto funcionamiento del deportista. Desde los chefs, que conforman la delegación hasta los tanques de oxígeno que servirán para dotar a los futbolistas del éter vital para no ahogarse en la capital ecuatoriana, son fundamentales.
Es que hay un respeto enorme hacia el juego en la altitud, por parte de los albicelestes. Por ello vendrán a proponer un juego que no perjudique a su estado físico y que les permita resistir los 90 minutos.
Matías Almeida, técnico de Banfield de Argentina, contó, para Diario Olé, su experiencia, cuando jugó en Quito.
“Me tocó jugar dos veces con la Selección en Quito. La primera, en el 96, en la que perdimos 2-0. Y la segunda, en 2001, cuando ganamos 2-0. Lo primero que hay es el tema de la altura, pero también la cuestión del calor y la humedad, porque siempre te hacen jugar a la tarde, no de noche. Además el ambiente del estadio que es tremendo y te hace sentir la localía de verdad”, expresó.
El conjunto dirigido por Alejandro Sabella busca aplicar el plan que le dio resultados en la ciudad de la Paz, cuando jugó ante el equipo de Bolivia y empató a un tanto por bando a 3.600 metros sobre el nivel del mar. A pesar del empate, el conjunto argentino dispuso de oportunidades para llevarse el triunfo en la capital administrativa del país del altiplano.
Ante Bolivia, Lionel Messi saltó al campo de juego pero no fue el jugador desequilibrante en el sistema ofensivo argentino.
El D.T gaucho aun duda sobre la presencia del 10 argentino en el once estelar, por ello, en el último entrenamiento en el complejo de Ezeiza, trabajó con el siguiente once. Sergio Romero; Gino Peruzzi, Federico Fernández, Ezequiel Garay, José María Basanta y Emiliano Rojo; Ever Banega, Javier Mascherano y Ángel Di María; Rodrigo Palacio y Sergio Agüero. Los gauchos llegarán al medio día de hoy a Quito. El nerviosismo invade el ambiente.