Roger Dean, que estaba en servicio cuando el incendio arrasó el asilo en noviembre de 2011, se declaró culpable de once cargos de asesinato en el primer día del juicio en su contra en la Suprema Corte.
Tres residentes murieron en el incendio y otros ocho fallecieron posteriormente a causa de sus heridas.
Dean también admitió culpabilidad en otras ocho acusaciones de daños físicos graves a otros residentes.
Después del hecho, el gobierno del estado de Nueva Gales del Sur ordenó una revisión de los controles criminales del personal de asilos de ancianos y una auditoría de los edificios