Los intendentes (alcaldes) de las localidades bonaerenses, donde se cuecen las elecciones argentinas, y los gobernadores que intentaban reunir a medio millón de personas.
Todos leales, al menos hasta las legislativas de octubre, a la presidenta Cristina Fernández, única oradora de la noche, única estrella de la gran fiesta.
Durante su intervención, la mandataria expresó su decisión de no ser eterna en el poder de su país.