«No han podido ni podrán con nuestra integridad. No pudieron frente a la de Néstor Kirchner, no pudieron frente a la de Hugo Chávez, no podrán frente a la de Cristina Fernández», clamó durante su discurso de investidura, en el que también reivindicó las Islas Malvinas para Argentina y para Latinoamérica.
Correa dedicó un apartado de su intervención a hablar del papel de Ecuador en materia de respeto a los derechos humanos y aprovechó para criticar, sin mencionar expresamente a Estados Unidos, el uso de aviones no tripulados para matar «selectivamente y sin juicios previos (a) supuestos terroristas».
Al subrayar que en Ecuador no tienen cabida prácticas de ese tipo, recordó que es uno de los siete países del Sistema Interamericano de Derechos Humanos que ha ratificado todos los instrumentos de defensa de esos derechos, a pesar de lo cual se dice que es una «dictadura», lo que consideró un «contrasentido».
Correa homenajeó al expresidente ecuatoriano Jaime Roldós, fallecido en accidente de aviación hace 32 años y dijo de él que «vivió y probablemente murió por los derechos humanos».
Consideró «terribles coincidencias históricas» los fallecimientos de otros dos mandatarios «en similares accidentes de aviación» en 1981: el peruano Rafael Hoyos Rubio y el panameño Omar Torrijos, algo que ocurrió al establecerse «un gobierno republicano de línea dura en Estados Unidos» que «respaldó las dictaduras y justificó los atentados a los derechos humanos».
Al mismo tiempo aludió al fallecimiento del exdictador argentino Jorge Rafael Videla y envió un «saludo fraterno» a las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo y a los familiares de muertos y desaparecidos durante la dictadura militar en ese país.
En materia de derechos humanos, el gobernante ecuatoriano criticó que organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tengan su sede en Washington, en «un país que no es Estado parte del Sistema Interamericano del Derechos Humanos y que no ha ratificado ninguno de los instrumentos» sobre esta materia.
Consideró que la sede de la Comisión debe estar en un país signatario de los acuerdos sobre derechos humanos porque la situación actual es, en su opinión, una expresión de «neocolonialismo».
Lo mismo planteó en relación con la Organización de Estados Americanos (OEA) y calificó de «irracionalidad» que su sede esté «en el país del bloqueo criminal a Cuba«, condenado en una veintena de ocasiones por la ONU.
«¿Para que tener la OEA si no podemos tener una postura definitiva regional sobre problemas tan cruciales como el de las Islas Malvinas?», se preguntó y agregó que estas islas, tomadas «por la fuerza a Argentina en el siglo XIX» y situadas a más de 11.000 kilómetros de Londres «no son solamente argentinas, sino latinoamericanas».
El gobernante ecuatoriano, en otro momento de su discurso aseguró que «ya nadie va a aguantar las botas de las dictaduras en nuestra América», por lo que quienes quieren hacerlo «inventan medios más sutiles» para continuar oprimiendo a los pueblos de la región.
«Felizmente», dijo en otro punto de su discurso, América Latina cuenta con organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados de Latinoamérica y El Caribe (Celac) para combatir estas agresiones. EFE