Vie. Nov 22nd, 2024

10 may (EFE).- René González, uno de los cinco agentes cubanos condenados por espionaje en EE.UU. en 2001 y ahora en libertad supervisada, está a sólo un paso legal de quedar en completa libertad para vivir en Cuba tras la decisión de Washington de aceptar su renuncia a la ciudadanía estadounidense.

rene-gonzalez-González, condenado a 15 años y en libertad vigilada en Florida desde octubre de 2011, anunció hoy en La Habana las últimas novedades de su caso en una concurrida rueda de prensa en la que también abogó por el diálogo entre Cuba y EE.UU y negó que su inminente liberación se deba a un «gesto humanitario» de Washington.

El agente cubano de 56 años viajó en abril a la isla con un permiso judicial tras la muerte de su padre y durante su estancia presentó una moción de renuncia a la ciudadanía de EE.UU., país donde nació, lo cual era condición previa para permanecer en libertad en Cuba.

La Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana (SINA) le entregó este jueves el certificado de pérdida de la nacionalidad y ahora González sólo espera a que la jueza de Miami Joan A. Lenard, quien lo condenó en 2001, modifique las condiciones de su libertad supervisada tras completar algunos requisitos técnicos.

Fue un proceso «muy rápido» y «expedito» entre el anuncio de Lenard, a principios de mayo, de que González podía renunciar a la ciudadanía de EE.UU. para quedar en libertad, y el inicio de los trámites oficiales en la SINA el pasado lunes.

González enfatizó hoy que intentó el mismo recurso legal incluso antes de salir de prisión y en los primeros tiempos de su libertad vigilada, pero la Fiscalía lo desestimó.

«No veo ésto como un gesto humanitario, no lo es. Es una lucha de dos años que comenzó cuando todavía estaba en la cárcel», dijo, y recalcó que en la Fiscalía de EE.UU. no fueron «generosos ni limpios».

En su opinión, el desenlace de su caso se debe a un «golpe de habilidad» que logró poner al Gobierno estadounidense en una posición desde la que le fue muy difícil oponerse.

Casado y con dos hijas en Cuba, González fue detenido en 1998 en EE.UU. junto a Gerardo Hernández, Ramón Labaniño, Fernando González y Antonio Guerrero, cuando la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) desmanteló la red «Avispa», que actuaba en el sur de Florida.

Todos admitieron que eran agentes del Gobierno cubano aunque dijeron que no espiaban a Washington sino a «grupos terroristas de exiliados que conspiraban» contra el entonces presidente Fidel Castro.

En 2001 fueron sentenciados a largas condenas por conspirar y operar como agentes extranjeros sin notificarlo al Gobierno estadounidense.

González fue el primero de ellos en salir de la cárcel y ahora también es el primero que regresa a la isla, donde «los cinco» son vistos como «héroes» que luchaban contra el terrorismo.

«Fuimos a un juicio porque alguien decidió que para proteger a sus terroristas debía de ponernos a nosotros en la cárcel», aseveró hoy González, tras insistir en que no tiene «arrepentimientos» por sus actos, ya que nunca hizo daño a EE.UU. ni a nadie en ese país.

«Hay gente allá que no descansará hasta que creen un conflicto entre Cuba y EE.UU -sostuvo- lo que diría a esa gente es que lo que buscan es una tragedia y espero que al pasar el tiempo esas personas sean cada vez menos».

En ese sentido, manifestó sus esperanzas de que algún día «la filosofía de confrontación, provocación y terrorismo contra Cuba» y «la búsqueda de una guerra» entre la isla y EE.UU. sea asunto del pasado.

«Ahora estamos aquí, pero todavía quedan cuatro personas que al igual que yo estaban tratando de salvar vidas», apuntó, convencido de que ahora se dedicará a la campaña para la liberación de sus compañeros y de que para ello es esencial que la sociedad norteamericana conozca y comprenda el caso.

En los últimos años el proceso de «los cinco» se convirtió en uno de los principales escollos del diferendo entre Washington y La Habana, al que se sumó el caso del contratista estadounidense Alan Gross, condenado en 2011 a 15 años de prisión en Cuba bajo cargos de actividades subversivas contra el Estado cubano.

Sobre la resonancia de su liberación para esos casos y el diferendo bilateral, González consideró que «los dos Gobiernos tienen que sentarse a conversar seriamente acerca de todos los problemas que los divide», pero le «preocupa el concepto de que Cuba es siempre la que tiene que hacer gestos».

«El Gobierno actual de EE.UU no le debe nada a la parte más reaccionaria de esa sociedad, al contrario. Lo que hace falta es coraje y decir: vamos a separarnos de estas posiciones y vamos a sentarnos con Cuba», afirmó.

Sobre su regreso a la isla, González respondió que hasta ahora no se ha reunido con el presidente Raúl Castro ni con Fidel Castro, y ha dedicado sus días a los trámites legales y a pasear un poco por La Habana. EFE