En una carta abierta difundida hoy por la Casa Blanca, Obama se refiere a las «decenas de millones de estadounidenses» de origen mexicano y centroamericano y defiende una de sus «prioridades»: llevar a cabo una «reforma migratoria con sentido común».
A este respecto, el inquilino de la Casa Blanca hace una firme defensa de los millones de inmigrantes y estadounidenses con raíces en la región, al tiempo que subraya el «progreso impresionante» de Latinoamérica, constatado en su reciente viaje a México y Costa Rica.
Latinoamérica es «una de las regiones más dinámicas del mundo», y «forjar» nuevas asociaciones «ayudará a mejorar las vidas de nuestros ciudadanos», señala el mandatario en el texto, en el que apunta que su viaje a la región es el resultado de su convicción de que «éste es un momento muy promisorio para nuestro hemisferio».
En primer lugar, destaca, casi todos los pueblos de las Américas viven en democracia», a lo que hay que sumar que la economía latinoamericana ha devenido una de las de «más rápido crecimiento del mundo», lo que ha permitido, explica, que «decenas de millones de personas escapen de la pobreza» y se incorporen a la clase media.
En materia económica, Obama apunta que el 40 % de las exportaciones estadounidenses tiene como destino México, Centroamérica y Suramérica, unas ventas que, precisa, «crecen más rápido» que el intercambio comercial de EE.UU. con el resto del mundo.
En su escrito, que fue adelantado el lunes por el diario The Miami Herald, pone de relieve que EE.UU. es la «fuente mayor de inversión extranjera en las Américas» y que los acuerdos comerciales firmados con Colombia y Panamá están generando nuevos mercados para los negocios.
En ese contexto, Obama explica que este país mantiene con México «la mayor y más dinámica relación» comercial en la región: «EE.UU. es el mayor cliente de México y adquiere la mayor parte de las exportaciones» mexicanas, mientras que el país vecino es el «segundo mayor mercado para las exportaciones estadounidenses».
Así, México adquiere anualmente más de 200.000 millones de dólares en productos fabricados en EE.UU., lo que genera millones de puestos de trabajo en ambos países, afirma el mandatario en su escrito.
En cualquier caso, Obama quiere construir un futuro en común con México y otros países centroamericanos todavía más ambicioso, un mensaje que ya quiso transmitir al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y a la presidenta costarricense, Laura Chinchilla, así como a otros líderes de la región durante su visita de la semana pasada.
En el terreno de las relaciones comerciales con Centroamérica, Obama señala que en los últimos seis años las exportaciones estadounidenses a los países de la región se han incrementado un 94 %, mientras que las importaciones de EE.UU. han crecido un 87 %.
Esta es una de las razones en las que fundamenta Obama «el fuerte apoyo de EE.UU. y compromiso para construir una Centroamérica más próspera».
El resultado final de esta política económica cristaliza no sólo en la «creación de más puestos de trabajo y oportunidades en nuestro países», afirma, sino que «reduce la inmigración ilegal a EE.UU.«.
En cuanto a la reforma migratoria, a debate actualmente en el Senado, reconoce que «no incluye todo lo que él quiere», pero es «coherente con los principios» establecidos: «mejorar la seguridad fronteriza, un camino hacia la ciudadanía y un sistema migratorio legal que una a las familias y atraiga» a trabajadores capacitados. EFE