Apenas cuatro días después de que el español Fernando Alonso lograra en Shanghái su primer triunfo de la temporada e igualara así las 31 victorias del inglés Nigel Mansell en la categoría reina del automovilismo, da comienzo el Gran Premio de Bahréin rodeado de controversia y de contundentes medidas de seguridad.
Tal y como viene siendo habitual en los últimos años, la tensión y los altercados han ido aumentando en las inmediaciones del circuito de Sakhir, construido a apenas 30 kilómetros de la capital, Manama, a medida que se aproxima el Gran Premio, disputado en el país más pequeño del Golfo Pérsico y que da comienzo hoy.
El pasado día 15 un grupo radical hizo explotar un vehículo frente a un centro comercial de Manama. El ataque tuvo lugar en el marco de las protestas de los chiíes que se oponen a la disputa de la prueba en suelo barení.
En el plano estrictamente deportivo, los tres líderes del Mundial, Vettel (Red Bull), Raikkonen (Lotus) y Alonso (Ferrari), cada uno de ellos con una victoria en lo que va de temporada, aspiran a un segundo triunfo que les permita desmarcarse de sus rivales en lo alto de la clasificación.
Vettel, de 25 años, firmó en el Gran Premio de Malasia su vigésima séptima victoria en la Fórmula Uno después de adelantar a su compañero de escudería, el australiano Mark Webber, desoyendo así las órdenes de su equipo, cuando ambos ocupaban las dos primeras posiciones de la carrera.
Rodeado de polémica y después de quedarse a un paso del podio en China el pasado fin de semana, el tricampeón mundial llega a Bahréin, circuito donde ya consiguió el triunfo el pasado año, como líder del Mundial, con 52 puntos, tres más que Raikkonen, segundo, y 9 más que Alonso, tercero.
El Gran Premio arrancará con los entrenamientos libres de hoy previos a la calificación del sábado, que ordenará la formación de salida de la carrera del domingo. EFE