9 abr (EFE).- El régimen de Pyongyang recomendó hoy a los extranjeros residentes en Corea del Sur que preparen planes de evacuación ante la posibilidad de guerra inminente, un paso más en su persistente campaña de amenazas belicistas cuyo final no se advierte cercano.
Los aproximadamente 1,4 millones de residentes foráneos en Corea del Sur deben «saber dónde refugiarse» y «estudiar los planes de evacuación para salir del país», ya que el gobierno totalitario norcoreano, explicó uno de sus portavoces, «no quiere ver a los extranjeros del Sur afectados si estalla una guerra».
En su nueva acometida verbal, Corea del Norte también recurrió hoy a la vieja amenaza de iniciar una «guerra santa», formulada en varias ocasiones en los últimos años y recuperada hoy en este nuevo episodio de la persistente campaña de hostilidades iniciada a principios del mes pasado.
Tras la nueva advertencia norcoreana, las embajadas en Seúl con las que ha podido hablar Efe, entre ellas la de EEUU, no han reportado cambios en las políticas de seguridad o en las normas de evacuación en caso de contingencia.
Apuntaron, además, que han recibido solo unas pocas llamadas de ciudadanos preocupados por la situación.
La falta de reacción de los extranjeros coincide con el ambiente de tranquilidad, a pesar de las amenazas, en las calles de Corea del Sur, cuyos ciudadanos han observado todo tipo de crisis políticas y militares con el Norte en las últimas seis décadas.
Los expertos del país, por su parte, evalúan ampliamente que el aviso de evacuación no eleva el peligro de guerra en la península coreana y lo consideran más bien una nueva acción de Corea del Norte para generar inestabilidad en el Sur.
De hecho, la estrategia del Gobierno norcoreano, consistente según analistas en crear tensión para fortalecer su posición de cara a futuras negociaciones, logró sus primeros frutos en los pasados días, cuando la Bolsa de Seúl encadenó hasta tres caídas consecutivas por el temor de los inversores.
Corea del Norte ya aconsejó el pasado viernes al personal de las embajadas extranjeras, en ese caso en Pyongyang, que abandonaran el país antes del día 10, pero las sedes diplomáticas rehusaron tomar medidas al no considerar peligro de guerra a corto plazo.
En paralelo al nuevo desafío norcoreano, altos funcionarios de Seúl aseguraron hoy que el régimen de Kim Jong-un prepara un inminente lanzamiento de prueba de los dos misiles de alcance intermedio que la semana pasada presuntamente transportó a lanzaderas móviles de su costa oriental.
El previsto lanzamiento, que mantiene en alerta a las fuerzas militares tanto de Corea del Sur como de Japón, podría realizarse en torno al día 15, día en el que Corea del Norte celebra el aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, abuelo del actual líder y artífice de esta peculiar dinastía comunista.
En este contexto, las deterioradas relaciones intercoreanas vivieron hoy un nuevo episodio de tensión en lo relativo al complejo industrial de Kaesong, cuyas actividades quedaron suspendidas con la retirada de los 54.000 trabajadores norcoreanos del único proyecto conjunto en vigor entre Norte y Sur.
Hoy se reveló que las 123 empresas del complejo, que fabrican diversos productos aprovechando la barata mano de obra norcoreana, perderán aproximadamente 1,28 millones de dólares por cada día en el que Kaesong permanezca inoperativo, informó la cadena de televisión surcoreana Arirang TV.
El régimen de Kim Jong-un, que se apropia del 45 por ciento de los menos de 135 dólares al mes que sus obreros ganan en el complejo, sufriría pérdidas anuales por valor de unos 40 millones de dólares de producirse su cierre definitivo, una cantidad importante para este país aislado y en permanente crisis económica. EFE