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China7 abr (EFE).- El este de China ha alcanzado la veintena de personas contagiadas por la nueva cepa de virus H7N9 en una semana -de las que seis han fallecido-, tras los dos últimos casos registrados en la metrópolis de Shanghái, la región más afectada por el brote.

Las últimas personas afectadas por el virus son un residente de Shanghái y un vecino de la cercana provincia de Anhui, de 67 y 59 años respectivamente, quienes fueron diagnosticados con una «neumonía» la semana pasada al mostrar síntomas gripales, según recoge un comunicado hoy de la Comisión china de Salud.

Era en esta misma ciudad, la más poblada de China con 24 millones de habitantes, donde ayer mismo el número de contagiados aumentaba en dos, una persona de 66 y otra de 74 años, que padecían los síntomas desde finales de marzo y a las que se les había diagnosticado neumonía hasta ayer.

Sólo hace una semana que se informó de las primeras dos muertes por el virus en el este del país, donde se concentran todos los afectados: diez en Shanghái, seis en la provincia de Jiangsu, tres en la de Zhejiang y uno en Anhui.

Se trata de una franja de no más de 400 kilómetros, desde la costa de Shanghái hacia el noroeste por el interior, donde la veintena de afectados permanecen hospitalizados, algunos en estado crítico y otros con signos de mejoría.

Ante estos números, el este ya ha comenzado a luchar contra la propagación del mortífero virus.

Shanghái encabezó las medidas de precaución con el cierre de sus centenares de mercados de aves vivas el sábado y hasta nuevo aviso, la paralización de su comercialización y hasta el sacrificio de más de 20.000 pollos, patos, gansos y palomas.

La provincia de Zhejiang, en concreto la ciudad de Hangzhou (donde se detectó el virus en codornices vendidas en uno de sus mercados), y la capital de Jiangsu, Nanjing, no tardaron en adoptar acciones similares, aunque en esta última no se procediera al sacrificio de aves.

El Gobierno chino, con la sombra del virus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) a sus espaldas -que afectó al país en 2002 y se llevó cientos de vidas-, se ha apresurado a anunciar la distribución de todo tipo de material para identificar el N7H9 por todo el país.

Otras regiones como Hong Kong (donde el SARS acabó con la vida de 299 personas), o la isla de Taiwán, también han dado la alarma, y han extremado la vigilancia en los puestos fronterizos y los hospitales.

No obstante, y en ninguno de los dos casos se ha detectado el virus, después de que en Hong Kong diera negativo el análisis realizado a una niña de siete años ingresada en un hospital de la ciudad con síntomas que hicieron sospechar que pudiera tratarse del H7N9.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha descartado que se trate de una pandemia, ya que se rechaza que el virus se contagie entre personas (ninguna de las que ha tenido contacto con los enfermos ha desarrollado la enfermedad).

La población china escapa al pánico, y se muestra más preocupada por un posible problema de desinformación por parte del Gobierno -como ocurrió con el SARS-.

«No estoy preocupado, de momento no son muchos casos», afirmó un vecino de Shanghái Qing, quien aseguró a Efe no haber dejado de comer pollo, aunque «no tener ningún problema en dejar de hacerlo» si se diera el caso.

Mientras, la prensa oficial publica todo tipo de artículos constatando el giro del Gobierno con respecto a su actuación hace diez años.

«El país ha aprendido la lección y ha mejorado su capacidad para luchar contra estas enfermedades», señaló el editorial de hoy del oficialista «Global Times» que, sin embargo, cuestionó el estado del desarrollo de la costa este del país.

«Hay que investigar por qué este virus ha surgido en algunas de las zonas más desarrolladas del país. Normalmente, las enfermedades suelen aparecer en las áreas más pobres. ¿Por qué ha sido al contrario ahora?», preguntó.

La agencia oficial Xinhua también salía en la defensa de las medidas tomadas por el Gobierno con un artículo en el que diversos expertos destacaban la «rapidez» gubernamental.

No obstante, los comentarios de una ciudadanía escéptica se acumularon entre ayer y hoy en las redes sociales.

En ellos se pone en duda una «total» transparencia, y después de que se supiera que un familiar de un fallecido por el H7N9 se enteró de la causa de la muerte por los medios y no por el hospital que atendió a su pariente, según informó ayer el independiente «South China Morning Post».

Este nuevo brote del virus de la gripe aviar llega tras el escándalo de los miles de cerdos muertos hallados en la principal fuente fluvial de Shanghái.

Un hallazgo que se sumó al de miles de peces -también muertos- en otro río, y que alientan el enfado de una población que sigue reclamando aire, agua y alimentos, en buenas condiciones. EFE

Por sfeijoo