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20 mar (EFE).- Hubo un tiempo en el que Leo Messi lidiaba contra la historia. Récords imposibles, marcas de hace décadas y mitos de antaño iban cayendo paulatinamente partido tras partido, gol tras gol. Ahora, a solo ocho tantos de su mejor cifra anotadora, a la ‘Pulga’ solo le queda pulverizarse a sí mismo.

El argentino silencioso ha conseguido hacer de lo extraordinario una rutina. El caviar como pan de cada día, la excepción como regla general. Cuando no anota durante algún partido, como le ocurrió en San Siro o en los clásicos coperos, se habla de crisis. Leo ha acostumbrado a todos a la excepcionalidad, para bien y para mal.Messi

Porque, hace no demasiados años, lo inverosímil era que un joven brasileño llamado Ronaldo, que empezaba a asombrar al mundo con su animal zancada, marcara 34 goles en todo un campeonato. O aquellos 38 de Telmo Zarra y Hugo Sánchez. Por no hablar de los 41 con los que otro Ronaldo, en este caso Cristiano, conquistaba el ‘Pichichi’ y la Bota de Oro en 2011. Eran el súmmum. La cúspide. Lo sobrehumano.

Pero son los tiempos del chico que no quería crecer. Hizo lo impensable y anotó 50 goles en Liga el pasado curso, una cifra tan asombrosa y utópica que no existieron apenas dudas para que el Balón de Oro recayera en sus manos por cuarta vez consecutiva, aunque sus títulos fueran menores a los de sus rivales, Cristiano e Iniesta.

Más aún teniendo en cuenta que, además, hizo añicos la marca que ostentaba Gerd Müller hace cuatro décadas, cuando el ‘Torpedo’ alemán anotó 85 goles en un año natural.

Messi acabó 2012 con 91 en total, entre el Barça y la selección argentina. Por un momento, tras digerir aquella gesta histórica, existió el temor de que el delantero hubiera dejado tan alto el listón que sería improbable que repitiera tales hazañas, al menos a corto plazo. Ese momento de duda no se alargó demasiado.

Con su doblete ante el Rayo, Messi acumula 42 goles, superando así el mejor registro de Cristiano y ya solo con su propia marca por delante. Para batirla le quedan solo ocho tantos y diez jornadas para el final. Con una media de un gol cada sesenta minutos, la cuestión reside más bien en qué nueva cifra dejará ahora escrito su nombre.

En la tabla anotadora, le siguen de lejos el delantero portugués del Real Madrid y el colombiano Radamel Falcao, con 27 y 21 dianas respectivamente. Ambos con registros dignos de Bota de Oro hace apenas cinco años, pero vulgarizados hoy en día por ese ‘Cum Laude’ permanente en el que vive instalado el ‘diez’ azulgrana.

«Con Messi, uno vive más tranquilo», resumió en pocas palabras el asistente técnico Jordi Roura, tras el último encuentro en el Camp Nou. El rosarino alcanza 18 jornadas consecutivas marcando y, de hacerlo también ante el Celta el próximo partido, habrá conseguido anotar durante una vuelta entera.

Además, el equipo gallego ostenta el honor de ser el único que no ha recibido un gol del delantero esta campaña. Si Messi cumple su letal rutina, habrá marcado al menos un tanto a todos los equipos. Y en el saco acumula asimismo 17 dobletes en lo que va de temporada.

No todo queda en el presente. Lionel está a 40 goles de Zarra, máximo goleador histórico de la Liga con 251 goles. Y en el ránking de goleadores en Liga de Campeones, tras superar al holandés Ruud Van Nistelrooy, el azulgrana suma 58 goles, ya solo con el exmadridista Raúl González (71) por delante.

A él poco le importan las estadísticas. El chico impasible parece seguir haciendo lo mismo de siempre sin darle demasiada importancia, porque el gol no es su fin, sino el medio y la consecuencia de un fútbol natural, instintivo, innato. Como si simplemente jugara a superar su propia sombra en un parque de Rosario. Es Messi contra Messi. EFE

Por ccarrera