6 mar (EFE).- El continente americano es uno de los más afectados por los «desastres silenciosos», las catástrofes que pese a golpear a millones de personas pasan inadvertidas ante la opinión pública internacional y no obtienen los recursos suficientes para proporcionar ayuda humanitaria a los afectados.
«Terremotos, huracanes, inundaciones, olas de frío, sequías…la variedad es enorme», dijo hoy a Efe Gabriela Perullo, responsable para América de la Cruz Roja española, en la presentación de la campaña lanzada por la ONG y financiada por la Unión Europea (UE) para intentar cambiar la percepción social y superar ese olvido.
En América Latina, la Cruz Roja española trabaja con las organizaciones locales para ayudar a las víctimas pero, sobre todo, para preparar a la población a afrontar el desastre, de manera que la recuperación sea más rápida y menos traumática.
«Algunos desastres no se pueden predecir, pero también sabemos que hay muchas catástrofes cíclicas como, por ejemplo, la temporada de huracanes que afecta a Cuba, Haití, la República Dominicana y algunas islas», explicó.
Actualmente, la ONG trabaja «en una respuesta temprana en la zona costera de Chile en caso de tsunami» y para prevenir los efectos de «las inundaciones que afectan a Ecuador, Perú y Bolivia».
El mal de Chagas es un «claro ejemplo» de «desastre silencioso», pues se habla muy poco de él a pesar de que esta enfermedad infecciosa afecta a 35 millones de personas en Latinoamérica.
Las periódicas olas de frío en Perú, «que matan a entre 150 y 160 personas, un tercio de ellos niños, cada temporada», y la sequía en Honduras son otros casos de catástrofes olvidadas.
En Colombia, «no se trata de un desastre natural cíclico, pero el conflicto nos obliga a llevar a cabo programas para los campesinos de salud, antiminas y de apoyo a los desplazados», entre otros.
En algunos estados centroamericanos, como Nicaragua, Guatemala y Honduras, los programas se enfocan a que haya una diversificación de los cultivos y a dar alternativas de vida a los campesinos.
«En todos estos casos realizamos mucho trabajo con las brigadas de voluntarios, que son nuestro valor añadido», dijo Perullo.
La ONG también trabaja en algunos países de Sudamérica, como Brasil, Argentina y Uruguay, aunque estos proyectos han sido «apartados momentáneamente» porque en estos tiempos de crisis económica «hay otras prioridades».
«La preparación ante el desastre, la salud y los medios de vida son los tres ámbitos fundamentales en nuestro trabajo», sintetizó Perullo.
En la presentación en Madrid de la campaña, bajo el lema «Unidos, alzamos la voz», la directora de Cooperación Internacional de la Cruz Roja española, María Alcázar, aseguró que «el 91 por ciento de los desastres se mantiene olvidado».
Un estudio realizado entre 160 medios de todo el mundo sobre la cobertura mediática del paso de Sandy por EEUU y otros doce «desastres silenciosos» muestra hasta qué punto: el huracán tuvo un 89,40% de seguimiento frente al 10,60% del resto de catástrofes, incluidos los efectos del huracán en el Caribe.
La emergencia alimentaria en el Sahel y Burkina Faso mereció un 1,29% de atención mediática, las inundaciones en Ecuador un 0,10%, el terremoto en Tayikistán un 0,09% y el brote de dengue en El Salvador, un 0,05%.
Según Alcázar, la «clave» es «prevenir» los efectos de los desastres trabajando en la preparación, lo que «es mucho más económico que invertir en la respuesta al desastre sin preparación» ya que «el número de catástrofes no para de aumentar».
En 1992, se registraron 221 catástrofes naturales con 78 millones de afectados y pérdidas por valor de 70.000 millones de dólares, pero sólo dos décadas después, en 2011, fueron 336 los desastres, 209 millones los afectados y 366.000 millones de dólares las pérdidas, según el Centro de Investigación sobre Epidemiología de los Desastres.
Las inundaciones en Filipinas y Mozambique, la crisis humanitaria en el Sahel o los refugiados en Tanzania son otros «desastres olvidados» donde trabaja la Cruz Roja española. EFE