La normativa vaticana prevé que tras la muerte o, en este caso, renuncia del papa, el apartamento papal del Vaticano tiene que quedar libre y es sellado hasta que haya nuevo papa.
Benedicto XVI se trasladará a la residencia de Castel Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma.
Esta residencia papal también tendría que ser sellada, al ser morada del Pontífice, pero, según precisó Lombardi, no se hará, ya que no guarda documentos papales que exijan poner a buen recaudo.EFE