En la apertura de tercera jornada del certamen, al que el artista acudía por novena vez en su carrera. Bosé se propuso destapar la caja de los recuerdos con la banda sonora de su disco ‘Papitwo’, que le ha llevado de gira por Latinoamérica.
Escoltado por su banda -batería, teclados, guitarra, bajo y tres vocalistas-, Bosé arrancó el homenaje, a sí mismo y a sus fieles seguidores, con ‘Mirarte’ y ‘Duende’, mientras su mirada traslucía la complicidad fraguada con el auditorio de la Quinta Vergara.
“Gracias por estos 35 primeros años”, se sinceró el artista, que lucía cómodo, como en casa, en su regreso al país que visitó por primera vez en 1981, cuando Chile aún no podía cantar en libertad.
‘Te diré’, ‘Morir de amor’ y ‘Don Diablo’ dieron paso a la melancolía de ‘Creo en ti’, ‘Amiga’ y ‘Linda’. Emocionado, con los ojos humedecidos, en una estampa poco habitual en un artista de su talla y su trayectoria, Bosé recibió también por aclamación popular las dos gaviotas, de oro y de plata.
Con “Amante bandido” puso fin a una fiesta decorada con confeti y humo. Bosé es un gigante.