Jue. Nov 21st, 2024

Las ácidas protestas ganaron las gradas del Monumental, tras la nueva derrota de Barcelona. Debutó «Chocho» Llop en la conducción técnica y el equipo no mostró nada nuevo. No juega con acierto, los desajustes son notorios. La media cancha no abastece y la vanguardia es un pálida gelatina, que tiembla frente a los arcos adversarios. Éspoli con un primario trabajo, con cierto orden en la defensa, cerrando con aplicación las vías en el medio y acertando con un remate poderoso de Fabio Renato, sepultó las aspiraciones de resurrección del ídolo. La hinchada canaria, se destapó en injurias contra el presidente Eduardo Maruri, que vive horas difíciles. Está inmerso en el «ojo del huracán» y su salida, parace ser la medida más prudente para apaciguar la tormenta, que amenaza castigar al ídolo. El vestuario torero era un cementerio. Las voces apagadas, las miradas tristes y huidizas, la autoestima por los suelos, reflejaron el duro momento que vive la institución futbolística más popular del país. El «Chocho» Llop compareció a la conferencia de prensa y se mandó la mentira de su vida. «Jugamos bien, pero nos faltó puntería. Buscamos las salidas, pero el rival se cerró y nos ganaron con un solo acierto», precisó en alocución fantasiosa, intentando «tapar el sol con un dedo».

Barcelona no camina, esa es la verdad. El argentino no tiene la culpa, pero me parece demasiado audaz, que trate de vender mentiras. Debutó sin pena ni gloria y todo parece indicar, que su permanencia en el timonel del ídolo no tiene futuro, si es que no se ajusta a la verdad y alienta y exige un urgente plan de refuerzos, que potencialice a un plantel que está desbaratado.

Barcelona está en la lona. Sus jugadores no rinden. La nómina no tiene jerarquía y en esas condiciones, es difícil para cualquier técnico, armar una estrategia que conduzca al éxito. Su posición en el torneo es vergonzosa y a este paso terminará último. Un auténtico descalabro.

Alfonso «Pocho» Harb apareció en el vestuario y «le puso el pecho a las balas». Anunció su viaje a Buenos Aires para buscar los nuevos refuerzos -dos mediocampistas y un delantero-, dio por terminada cualquier aspiración en esta primera parte y proclamó que los nuevos jugadores serán de quilates y militantes en la primera división del fútbol argentino.

El mensaje sonó espectacular, pero los que conocen a fondo los pormenores de la tienda amarilla, dicen que el club está «chiro». La chequera es un bloque de papel sin fondos. Y los agoreros más avispados, precisan que ni Maruri ni Harb, tienen el potencial económico, para de su bolsillo financiar las contrataciones y provocar un giro espectacular. Esto refleja, que Barcelona por ahora, vive en todos sus estamentos, en el «Reino de la Mentira». Por. Raúl Cruz Molina

Por ccarrera