18 feb (EFE).– La 62 edición del Fin de Semana de las Estrellas concluyó y lo hizo con la frustración de los aficionados de no ver de ninguna de las maneras al legendario Michael Jordan, que el domingo cumplió 50 años y los dejó plantados en Houston, como al resto de los periodistas que habían especulado con su vuelta a un campo de juego.
Jordan tiene problemas muy graves que solucionar tanto en el apartado económico como deportivo al ser el mayor accionista del equipo de los Bobcats de Charlotte, que vuelve a ser el peor de la liga, de ahí que no está para celebraciones, como quedó demostrado en Houston con los hechos.
La NBA también sabía que Jordan no formaría parte de ningún tipo de actividad pública destacada en Houston y por eso no hizo promoción ni se inmutó cuando determinados periodistas insistían en que Jordan al final recibiría algún tipo de homenaje.
Nada de eso ocurrió y el Partido de las Estrellas concluyó con más pena que gloria y el merecido triunfo del equipo de la Conferencia Oeste que se impuso por 143-138, gracias a la «conexión angelina» que protagonizaron Chris Paul, Blake Griffin, Kobe Bryant y Dwight Howard.
Los aficionados, aunque llenaron las gradas del Toyota Center con una asistencia oficial de 16.101 espectadores, nunca sintieron que las estrellas de ambos equipos les trasmitiesen emoción tanto en el juego colectivo como individual.
Paul, el base de Los Ángeles Clippers, consiguió un doble-doble de 20 puntos, 15 asistencias y cuatro robos de balón, que le permitieron ser nombrado Jugador Más Valioso (MVP), a pesar que el alero Kevin Durant, de los Thunder de Oklahoma City, aportó 30 tantos.
El acierto encestador de Durant y la dirección del juego de Paul fueron suficientes para que el Oeste lograse la tercera victoria consecutiva por segunda vez en la historia, y el cuarto triunfo en los últimos cinco partidos.
A pesar de la racha ganadora del equipo de la Conferencia Oeste, el del Este domina la serie entre ambos al tener 36 victorias por 26 de su rival.
Mientras que Paul ganó su primer premio MVP después que estableció el mejor promedio de asistencias en la historia del Partido de las Estrellas con 12,4 por cada uno de los cinco que ha disputado.
Por su parte, Durant, ganador del premio la pasada temporada, volvió a tener 30 o más puntos en los últimos tres Partidos de las Estrella que ha disputado, que lo dejan con promedio de 28,8 tantos en cuatro encuentros, superior a los 25,1 que posee su amigo, y alero LeBron James (19 puntos), que fue el derrotado de la jornada.
Pero si hubo algo que nunca falló durante todo el fin de semana fue la música por todas las partes, fiestas y diversión, incluida durante la que se vivió durante el Partido de las Estrellas.
La cantante y actriz canadiense Gloria Reuben interpretó el himno de su país y John Legend hizo lo propio con el estadounidense.
Su compatriota Alicia Keys volvió a mostrar una figura escultural y una voz potente, un poco ronca, pero que deleitó a los aficionados durante el espectáculo del medio tiempo.
Después de haberse cantado el himno nacional en el Super Bowl, Keys continuó su camino de éxito participando en el partido de la NBA que marca la mitad de la temporada de la competición.
Esta vez fue la gran protagonista, mientras Beyoncé la escuchaba sentada en la primera fina del campo del Toyota Center, y como acostumbra en sus conciertos, Keys se sentó frente a su piano para cantar Empire State of Mind, entre otras canciones de éxito.
El mismo que ha tenido el comisionado de la NBA, David Stern, en los 36 años que lleva dentro de la organización, incluidos 29 como máximo responsable, y que ha transformado en una multinacional que genera más de 4.000 millones de dólares dentro de la economía de Estados Unidos.
Stern, de 70 años, anunció que era su último All-Star, ya que tiene pensado retirarse el 1 de febrero del 2014, de ahí que su última rueda de prensa fuese toda una lección de «diplomacia».
En cuanto a los nuevos valores que han llegado a la NBA, el Fin de Semana de las Estrellas dejó al base australiano Kyrie Irving (Cleveland), y a los novatos Terrence Ross (Toronto), y Damian Lillard (Portland) como ganadores de los concursos de triples, mates, y habilidades, respectivamente.
Ricky Rubio (Minnesota), el Picasso de la NBA, fue el único representante del baloncesto español y latinoamericano que hubo entre las estrellas, y brilló con toque mágico de balón en el Partido de las Promesas, al repartir 10 asistencias en 15 minutos.
Mientras que la presencia de las estrellas en Houston dejó a la economía de la ciudad unos ingresos superiores a los 100 millones de dólares y también el hecho inédito de tener que cerrar el centro comercial de la «Galleria», el más importante de la ciudad porque la multitud desbordó el aforo permitido por la ley ante la presencia de James, Bryant, Durant, y James Harden, entre otros jugadores.
La próxima cita anual de las Estrellas de la NBA será en Nueva Orleans, donde ya se preparan para recibirlas con las brazos abiertos y tenerles organizada la fiesta de manera permanente, que de eso se trata en realidad la nueva versión del All-Star que Stern deja como uno de sus legados.EFE