Con voz tenue y demostrando en su tonada la experiencia que ha marcado sus años, Damiano nos cuenta su amor por el dibujo, en particular por las caricaturas.
“Es un hobby que casi nadie conoce”, sentenció Damiano quien en el baúl de sus secretos tenía bien reservado el amor que le profesa al dibujo.
El reconocido compositor nacido el 23 de mayo de 1959 en Estados Unidos, pero que hace 51 años está en el país aseguró que la pasión por el trazo la tiene desde que era un niño. “Recuerdo que en el colegio San Gabriel, donde yo me eduqué todo el tiempo dibujaba en el tablero de la banca, tanto era mi esfuerzo para que los dibujos sean perfectos que mis compañeros se disputaban al culminar el año, ese pedazo de lienzo donde yo había impreso mi creatividad”, dijo.
“El amor por las caricaturas me acompañó a la universidad y después de ella. Trabajé también para Fundación Natura. Dibujaba la silueta de plantas y animales en peligro de extinción. Pero en ese momento donde despegaba mi imaginación, apareció la música y yo me enamore de ella. Su musa me tiene atrapado”, acotó el maestro de la música.
“Desde ese momento abandone la pintura, pero hoy estoy decidido a regresar. Por ahora lo hago en una tableta electrónica. Los trazos en este aparato son más exactos, me voy a aprovechar de este invento para crear mis dibujos”, comentó.
Damiano hace algunas semanas colgó en su cuenta de Facebook una serie de estas obras y como él dice, tenían la intención de probar suerte, pero muy sorprendido asevera que le ha ido mejor de lo que se esperaba.
“La idea es crear dibujos que causen expectativa y que siempre tengan algo que decir. Estoy pensando en aperturar una página web donde pueda colgar las imágenes y escribir algunos de mis pensamientos. Estoy además analizando la posibilidad de dar vida a un muñeco y que este sea mi legado a las próximas generaciones. Esta creación tendrá filosofía y lo convertiré en mi medio para expresar lo que siento”, manifestó muy emocionado.
Damiano además aseguró que siente un profundo respeto por la obra de artistas ecuatorianos de la talla de Bonil y Asdrúbal, además de señalar estar enamorado de las imágenes que su hijo Andrés capta con su cámara fotográfica. “Somos artistas, con diferente lente, pero lo somos”, concluyó el compositor.