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21 ene (EFE).- El presidente estadounidense, Barack Obama, y su esposa Michelle pusieron el broche a su fiesta de investidura con un baile a ritmo de «soul» lleno de guiños de complicidad entre ambos y que cerró a una jornada que para el mandatario demuestra «la majestuosidad de nuestra democracia».
Obama
El baile inaugural en el Centro de Convenciones de Washington, repleto de vestidos de noche y hombres de esmoquin y pajarita, culminó con la pareja presidencial abrazada al ritmo «Let’s stay together», interpretado en el mismo escenario por la cantante y actriz Jennifer Hudson.

El presidente y la primera dama se susurraron uno al oído del otro partes de la canción, una de las favoritas de Obama, frente a una multitud de incondicionales que había esperado durante horas de pie para poder asistir al momento más esperado de la noche.

El baile presidencial de investidura congregó en un gigantesco salón del Centro de Convenciones de Washington a varios miles de invitados, que disfrutaron previamente del ritmo de los mexicanos Maná, de la cantante Alicia Keys o de el grupo Fun.

Obama, que ya ha confesado que el baile no es su fuerte, cedió el liderazgo en la pista a su mujer, quien improvisó pasos en varias ocasiones, pese a que se dejó llevar por su marido en los compases más reposados del tema.

Michelle con un vestido de terciopelo rojo rubí, abierto por la espalda, diseñado por Jason Wu, y zapatos de tacón de Jimmy Choo, fue el centro de las miradas, con una combinación de prenda y joyas que, como es tradición, acabarán convertidas en piezas de museo.

Como en 2009, Jason Wu volvió a vestir a Michele, aunque esta vez no eligió el color blanco, sino un llamativo rojo.

Miles de teléfonos y cámaras registraron frente al escenario el último baile presidencial de una pareja en la que los cuatro años en la Casa Blanca no parecen haber hecho mella en su desparpajo bajo los focos y sigue dando muestra de una confianza que encandila a los estadounidenses.

Pese a que el cansancio se hacía notar entre los asistentes, la multitud bailó al ritmo de Alicia Keys, quien parafraseó uno de sus temas para cantar «Obama is on fire» (Obama está que arde), mientras que los mexicanos Maná recordaron que Obama es «esperanza para América Latina».

Muchos de los que esta noche compartieron la fiesta de inicio del segundo y último mandato de Obama, son donantes del presidente, voluntarios o trabajadores de su campaña y políticos influyentes del partido demócrata, como los hermanos Julián y Joaquín Castro, (alcalde de San Antonio y congresista, respectivamente) que también se dejaron ver en este acontecimiento social.

Antes de su salida al escenario, el presidente y su esposa asistieron, en el mismo Centro de Convenciones, a una fiesta con miembros del Ejército en la que el presidente aprovechó para dar las gracias a quienes sirven al país.

El presidente estadounidense volvió a recordar que gracias a los hombres y mujeres en las Fuerzas Armadas se puso fin a la guerra en Irak, se «hizo justicia con Osama Bin Laden», al tiempo que «se ha dado a los afganos la posibilidad de determinar su destino».

«Vamos hacia adelante y seguiremos manteniendo a nuestra fuerza militar como la mejor fuerza de lucha que el mundo ha conocido jamás», remarcó.

Obama contactó por vídeo-conferencia con militares estadounidenses desplegados en Afganistán, a los que agradeció frente al público sus sacrificios y su lucha diaria.

El presidente confesó que durante la ceremonia de investidura esta mañana ante el Capitolio, pudo escuchar la mayor ovación, proveniente de cientos de miles de personas que asistían al evento, cuando se refirió a los soldados que «preservan nuestra libertad» y a los que prometió «el equipo, la estrategia y la misión que permitan tener éxito y mantener seguro el país».

Obama dijo que este largo día de festividades por el inicio de un nuevo mandato permite «experimentar la majestuosidad de nuestra democracia, un ritual solo posible en la forma de un gobierno por y para el pueblo». EFE

Por ccarrera