Por primera vez, los azulgrana han sumado esta temporada dos partidos sin ganar y se produce en un mes en el que las cargas físicas suelen pasar históricamente factura a los catalanes. Al equipo azulgrana, como se vio ante el Málaga y frente a la Real Sociedad, le falta en la actualidad chispa física y punta de velocidad.
Si a todo ello se suma el gran trabajo de los donostiarras, la falta de precisión de los organizadores azulgranas, los dos remates a los palos de los de Vilanova (Messi y Pedro) y la expulsión de Piqué se completa el círculo para entender algo más sobre los motivos de la derrota.
La semana en el Camp Nou se aventuraba intensa. Se conoció el inicio del tratamiento del técnico en Nueva York, el fichaje de Pep Guardiola por el Bayern de Múnich y el deseo de Víctor Valdés de no renovar su contrato con el Barcelona.
Pero ninguno de estos tres condicionantes influyeron. Al final los azulgrana repitieron, empeorándolo, el guión del año pasado en Anoeta. Entonces el Barça se adelantó por 0-2 y acabó empatando. Anoche aún fue peor para sus intereses, porque los azulgrana volvieron a adelantarse (0-2) y acabaron perdiendo.
Desde el inicio de la temporada, amistosos incluidos, el Barcelona ha jugado 39 partidos. Ha ganado 31, empatado cinco (Real Madrid en Liga, Málaga en Copa del Rey, Benfica en Champions y otros dos en amistoso) y ha perdido tres: Real Madrid (Supercopa de España), Celtic Glasgow (Champions) y Real Sociedad (Liga).
Con una gran ventaja acumulada en la Liga, el objetivo inmediato del Barcelona es la Copa del Rey. Deberá ir a Málaga con la obligación de ganar o de empatar a más de dos goles para seguir adelante en una competición en la que defiende el título. EFE