Estudiante inglés encontró un asqueroso órgano dentro de una presa ‘krispy’ de la cadena KFC. Colgó la foto en Facebook.
Ibrahim Langoo y su amiga Laura Canning acudieron a la sucursal de Kentucky Fried Chicken ubicada en Colchester, Essex, en Reino Unido, para tomar un refrigerio cerca de la una de la tarde. Ambos decidieron adquirir un paquete denominado ‘Goliat’, el cual dividieron.
Laura optó por la hamburguesa pero Ibrahim prefirió el pollo. Mala decisión.
“Tengo la costumbre de desprender el pollo del hueso y cuando llegué a esa parte quede paralizado”, relata el estudiante al periódico The Sun.
“De inmediato lo aventé de mi plato. Lo mire, parecía un cerebro. De repente me empecé a sentir enfermo”, agregó. El joven sacó una foto de aquel extraño cuerpo y la publicó en su Facebook, con la leyenda: “Para todos aquellos que se lo quieran mostrar a sus amigos y familiares, aquí una razón para nunca ir a comer en la cadena KFC”.
El medio señala que analistas de imágenes concluyeron que aquello se trataba de un riñón y no de un cerebro del animal.
La repuesta de la cadena no tardó en llegar. En ella afirma que aunque nunca recibieron la pieza, parece ser un riñón, y no un cerebro que no se retiró durante el proceso de preparación.
“Nunca más comeré este pollo”
Aunque hasta el día del incidente era un ferviente seguidor de KFC, Ibrahim aseguró que nunca más volverá a pisar el restaurante, a pesar de que la cadena lo recompensó con vales de comida.
“No quiero volver a comer en KFC. A partir de ahora voy a comer pollo en casa, donde puedo ver cómo se prepara. Y los ingredientes con los que cuenta”.
El origen del grupo KFC se remonta a 1939, cuando Harland Sanders comenzó a preparar pollo crujiente en un restaurante de North Corbin (Kentucky) a partir de una receta con once especias y aromas.