21 dic (EFE).- Los pueblos mayas dieron hoy la bienvenida a una nueva era de su calendario con celebraciones, llamamientos a la paz y la reconciliación, y desmintiendo a los agoreros que sostenían que su cultura profetizaba el fin del mundo.
«No es el fin, es el inicio de una época de nuevas oportunidades para todo el mundo», dijo la presidenta costarricense, Laura Chinchilla, invitada especial de su colega guatemalteco, Otto Pérez Molina, en las ceremonias para recibir la nueva era en el sitio arqueológico de Tikal, uno de los más importantes del mundo maya.
«Este nuevo amanecer significa la bienvenida a una época de cambios, que traerá esperanza y positivismo para salir adelante en nuestros proyectos, esperamos que nos traiga la reducción de la pobreza y la violencia», indicó por su lado Pérez Molina en lo alto del Templo de la Serpiente de Dos Cabezas, de 66 metros, equivalente a 20 pisos, donde esperaron el comienzo de la nueva era.
Miles de descendientes de esa cultura que habitó hace más de 2.000 años en Mesoamérica participaron hoy en actividades místicas llevadas a cabo en decenas de centros arqueológicos y ceremoniales mayas de Guatemala, El Salvador, Honduras y México para despedir el 13 B’aktun, el anterior ciclo de su calendario que duró 5.200 años.
En los centros ceremoniales mayas de México, como el de Chichén Itzá (en el estado de Yucatán), uno de los más emblemáticos de esa cultura, las celebraciones comenzaron desde antes del amanecer y prosiguieron todo el día con grupos de danzantes que ofrecían sus bailes junto a otros asistentes que intentaban meditar con motivo de la llegada del nuevo ciclo.
También hubo concentraciones en las principales ciudades y sitios arqueológicos de Tabasco y Quintana Roo, en el sur de México.
Las celebraciones continuarán, ya que en El Salvador las principales ceremonias tendrán lugar esta medianoche, mientras que en Honduras, los indígenas chortís, de origen maya, aguardan hasta el amanecer del sábado para dar por concluido el ciclo.
En las ruinas de Copán, en Honduras, otra de las ciudadelas mayas más importantes, los dirigentes indígenas chortís aprovecharon para quejarse del abandono en que se encuentran sus comunidades por parte de las autoridades.
«No más mentiras de Pepe (Porfirio) Lobo y su gobierno», expresó la consejera espiritual Martha González en una ceremonia religiosa llevada a cabo bajo un árbol de tablote y en torno a un fuego en el que ardían semillas de cacao, tabaco, agua florida, aguardiente e incienso, entre otras sustancias aromáticas.
La consejera dijo que sus rezos eran para que haya paz, trabajo y bienestar, en especial para los pueblos indígenas, porque hay niños y mujeres que no tienen que comer ni tierras que cultivar.
«Que nuestros dioses toquen el corazón de las autoridades, que no sigan más engaños, que los gobernantes cumplan con lo que han prometido, no más mentiras», afirmó González.
Pero la mayor parte de las ceremonias tuvieron un tono más místico e incluso ecológico, aunque sin olvidar las reivindicaciones de justicia social de los descendientes de los mayas.
«Clamamos al Ajaw (el Creador) por la paz y la reconciliación del hombre consigo mismo, con la humanidad y con la naturaleza. Este cambio de era trae cosas buenas para el mundo, pero para conocerlas debemos iniciar un cambio positivo», señaló un sacerdote frente a un fuego sagrado en la ciudad precolombina guatemalteca de Iximché.
En la plaza central de esa ciudad sagrada, cuyo nombre significa «Árbol de Maíz», desde el jueves los sacerdotes veneraron y avivaron el fuego, purificaron los centros ceremoniales mayas y agradecieron al Ajaw por la finalización del 13 B’aktun.
«El 13 B’aktun no representa el fin del mundo, como mal lo presagiaron en otros lugares, pero en esta nueva era, si no se protege a la madre tierra, al sol, al aire, al viento, que son nuestra esencia, es seguro que nuestro planeta morirá pronto», reflexionó otro de los sacerdotes.
La conclusión del 13 B’atkun fue interpretada infundadamente por apocalípticos y milenaristas como una profecía del fin del mundo, pese a que los líderes religiosos mayas y los estudiosos de esa cultura lo llevasen descartando desde hacía tiempo.
Con la nueva era maya «vienen otros cambios positivos», aseguró la descendiente nahuat-pipil Mayté Domínguez a las numerosas personas que visitaron el parque arqueológico salvadoreño de Tazumal, junto a cuya pirámide de 23 metros hoy se escenificaron danzas, música, ceremonias indígenas y deseos de paz y bienestar. EFE