18 dic (EFE).- Con cánticos, banderas y alegría desbordada miles de seguidores del Corinthians, flamante campeón del Mundial de Clubes, tomaron hoy las calles de Sao Paulo para rendir homenaje a los jugadores del equipo que hoy compartió el trofeo con una de las hinchadas más fanáticas del universo futbolístico.
Desde primerísimas horas de la mañana, aficionados ataviados de blanco y negro, los colores del Corinthians, se concentraban a lo largo de las vías que integraban el recorrido del equipo en su ciudad de origen.
El combinado paulista, que él domingo conquistó en Japón el Mundial de Clubes por segunda vez en su historia, aterrizó a las 7.30 hora local (9.30 GMT) de este martes en el aeropuerto internacional de Sao Paulo, donde embarcaron en un autobús que les llevó al centro de la ciudad.
Tras ser recibidos por las autoridades, los jugadores y miembros del equipo técnico comenzaron el recorrido por las principales arterias de la ciudad a bordo de un «trío eléctrico», camión equipado con una plataforma descubierta típica de las comparsas del carnaval.
«Habrá una generación de seguidores de 2011 y 2012 extraordinaria. El número de nacimientos de aquí a nueve meses será grande», bromeó a bordo del camión el ovacionado entrenador del Corinthians, ‘Tite’, quien este año ha conquistado además la Copa Libertadores, la primera para los «blanquinegros».
El Corinthians, uno de los clubes con más solera de Brasil, se proclamó campeón del Mundial de Clubes el pasado domingo en Japón frente al Chelsea por 1-0 con único gol del peruano Paolo Guerrero, gran ausente de la fiesta por encontrarse en Alemania.
Además del bello cabeceo de Guerrero que valió el triunfo del Corinthians, el portero Cassio Ramos fue providencial durante la final y así se lo ha hecho saber una afición entregada que desde el domingo corea infatigablemente por las calles de Sao Paulo el mantra «Vai Corinthians» (adelante Corinthians).
El joven portero, proclamado por la FIFA mejor jugador de la novena edición del Mundial de Clubes, reconoció que la «vibración» de una afición de «fanáticos», en cuya nómina se encuentra el mismísimo expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, supuso una importante contribución al éxito del equipo.
Una buena representación de la «nación corinthiana» como se autodenominan los seguidores del club se desplazó en masa a Japón para acompañar a sus jugadores e infundirles el espíritu de la victoria y durante varios días las camisetas del equipo formaron parte del paisaje natural nipón.
«La afición situó el fanatismo en listón muy alto», dijo hoy a Efe el brasileño Thiago Biasi, recién llegado de Japón donde presenció la victoria de su equipo.
Biasi explicó que para un club sudamericano el Mundial de Clubes tiene un significado «especial» porque representa enfrentarse a equipos que tienen en sus plantillas a los mejores jugadores del mundo.
«Fue muy intenso, muy especial, mereció la pena cada segundo», dijo el seguidor quien relató que al recorrer las calles de Tokio encontraba «centenares» de aficionados uniformados con los colores del equipo y que en los escaparates de las tiendas de deportes era fácil ver camisetas del Corinthians e incluso a los vendedores vistiéndolas.
Además explicó que durante el partido la afición no paró de animar a sus jugadores, que convirtieron el Estadio Internacional de Yokohama en la casa de «una única afición».
«Parecía el Pacaembú (estadio municipal del Corinthians en Sao Paulo)», dijo Biasi, quien aseguró que haber hecho doblete en 2012 al vencer la Libertadores, título inédito en las vitrinas del equipo de Sao Paulo, y el Mundial de Clubes convierte esta campaña en «un año para entrar en la historia del Corinthians».
Con el cantante Thiaguinho como maestro de ceremonias a bordo del camión, los jugadores prosiguieron su baño de masas hasta la plaza Campo de Bagatelle, donde pusieron punto final al recorrido.
Los jugadores prosiguieron a bordo de un autobús convencional hasta su centro entrenamiento a la espera de que próximos triunfos puedan ser celebrados en el estadio en obras del Itaquerao, la futura casa del popular equipo y espacio que recibirá el partido inaugural del Mundial de 2014. EFE