30 nov (EFE).- Héctor ‘Macho’ Camacho, recordado tanto por su habilidad en el cuadrilátero como por sus ocurrencias, regresó hoy a El Barrio latino de Harlem, donde creció y se hizo famoso y fue recibido nuevamente como un héroe.
Pero, en esta ocasión, la algarabía y aplausos en su vecindario, que tan orgulloso ha estado de los triunfos del puertorriqueño, no fueron para celebrar un nuevo título: ‘Macho’ ha muerto y quisieron dar el último adiós a su ídolo, que algunos vieron crecer.
La gélida temperatura que se ha sentido hoy en la ciudad no impidió que cientos de latinos, en su gran mayoría puertorriqueños que mostraban con orgullo su bandera, hicieran durante horas una larga cola, que seguía creciendo con el paso del tiempo, frente a la iglesia Santa Cecilia donde fueron velados sus restos.
Los coches, también con banderas de Puerto Rico, pasaban de un lado a otro frente a la iglesia tocando el claxón y gritando el nombre del excampeón, cuyos restos fueron traídos a Nueva York luego de un velatorio de dos días en Puerto Rico, donde nació.
«Macho, Macho», «It’s Macho Time» y «Puerto Rico» gritaban y aplaudían sus fanáticos cuando el ataúd con sus restos, y arropado con la bandera de Puerto Rico, fue trasladado del coche fúnebre a una carroza blanca tirada por dos caballos blancos, en la que le llevaron a recorrer por última vez las calles de El Barrio, un enclave de la comunidad puertorriqueña.
Dos de sus hijos acompañaron al cochero mientras la madre del púgil les seguía en un vehículo.
Después de más de media hora, el nombre del tres veces campeón mundial sonó con fuerza y los aplausos resonaron en la calle cuando la carroza regresó a la iglesia para comenzar el velatorio que les permitiría despedirse del excampeón y en medio de la algarabía fue llevado al interior del templo.
De inmediato, los puertorriqueños comenzaron a cantar «En mi viejo San Juan» un tema emblemático para esta comunidad mientras enarbolaban sus banderas.
El público de todas las edades vino de todas partes, incluso algunos en silla de rueda o andadores, o con sus hijos pequeños, y algunos, como María Robles, llevaban fotos del famoso púgil, que murió a los 50 años tras recibir un disparo en la cara el pasado 20 de noviembre en Puerto Rico.
En el incidente falleció su amigo, Alberto Yamil Mojica Moreno, de 49 años.
«Cuando era pequeña veía sus peleas en Puerto Rico y me gustaba. Vine porque me da pena, es un ser querido de todos nosotros y quería dar el pésame», dijo a Efe Robles, del condado de El Bronx, con la mayor población puertorriqueña fuera de esa isla, y aseguró que se estremeció cuando vio el ataúd.
Luis Ortiz, que esperó durante más de dos horas con un grupo de amigas para dar su último adiós al púgil, y también de El Bronx, dijo que le gustaba cómo peleaba y vestía Camacho y recordó que «nunca echó pa’tras, en las buenas o malas».
Hilda Vázquez esperaba pacientemente en la cola junto a un grupo de amigas, que aseguraron que el frío no importaba porque era «Macho Time», al referirse a la frase que acuñó el púgil en su momento de gloria en el cuadrilátero.
«Le conocía cuando vivía en la calle 111 (de El Barrio) y luego en los proyectos públicos (edificios de apartamentos para personas de bajos ingresos), siempre cariñoso, respetuoso. No tengo nada malo que decir de él», dijo Vázquez mientras sus amigas, que también le conocían, confirmaban lo que ésta decía.
Maritza Blanco destacó por su parte que ‘Macho’ Camacho «no se ha ido, le mantenemos vivo» en sus corazones, mientras que no faltó quienes aprovecharon la ocasión para vender camisetas con la imagen del entonces campeón mundial, así como sus fotos.
El excampeón mundial será sepultado mañana en el cementerio Saint Raymond, donde también descansan los restos de la cantante cubana La Lupe. EFE