Doha acoge la cumbre del cambio climático de la ONU con muchos temas pendientes sobre la mesa de negociaciones.
La Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático arrancó ayer en Doha (capital de Catar, Medio Oriente) con la participación de unas 17.000 personas y con el objetivo de evaluar los progresos de los distintos países en la reducción de la emisión de los gases de efecto invernadero.
La conferencia, que se prolongará hasta el 7 de diciembre, fue inaugurada por la presidenta de la cumbre anterior y ministra de Asuntos Exteriores sudafricana, Maite Nkoana-Mashabane, en el Centro Nacional de Convenciones de la capital catarí.
Nkoana-Mashabane pasó el testigo al director de la Autoridad Administrativa de Control y Transparencia de Catar, Abdulá bin Hamad al Atiya, que asumió el cargo de presidente de la XVIII Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático (COP18/CMP8).
En su discurso, la ministra sudafricana hizo hincapié en la necesidad de “caminar hacia delante con la perspectiva de 2020 y conseguir fondos para luchar por el cambio climático”.
Insistió en que Doha ofrece una oportunidad única para “hacer historia” y abrir un nuevo capítulo de cara a 2020.
Por su parte, Al Atiya señaló que la cumbre de Catar representa un desafío adicional, ya que marca el final del primer periodo de compromiso del Protocolo de Kioto.
Deberán analizar los resultados
El Protocolo de Kioto es un convenio de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global, además de tres gases industriales fluorados, en un porcentaje aproximado de al menos un 5%, dentro del periodo que va desde el año 2008 al 2012.