El acercamiento al arte, uno de los mayores anhelos más grandes a lo largo de la historia. En este caso, el séptimo arte llega a todos los rincones de la ciudad de Cuenca; una iniciativa que definitivamente deja huellas en el quehacer cultural del país.
El elitismo ha hecho que muy pocos disfruten de las mieles del arte en todas sus formas, pocos han sido los que se han jactado de ser consumidores de arte (aunque ni lo entiendan). Proyectar cintas independientes en los barrios y plazuelas, por supuesto un acierto; aunque de la mano de todo esto debería estar la educación. Aún esperamos por un sistema educativo que incluya a las artes dentro del pénsum de escuelas y colegios, que sea parte cotidiana de nuestros jóvenes y no un espectro lejano, casi intocable para cualquier mortal.