7 nov (EFE).- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo hoy que en las elecciones en Estados Unidos su preferencia era un triunfo de Barack Obama, como así ha ocurrido, aunque criticó el sistema electoral en ese país, que consideró uno de los más imperfectos del mundo.
«Yo personalmente quería que sea reelecto», indicó el mandatario en una entrevista televisiva.
Correa dijo que hoy llamó al embajador de Estados Unidos en Quito, Adam Namm, para trasmitirle su felicitación y espera hacer lo mismo con el propio Obama mañana.
«El Presidente Obama es una extraordinaria persona, un gran ser humano, pero la política exterior de Estados Unidos es muy inercial y se necesitan muchos años para cambiarla», afirmó Correa.
«Sigue prácticamente lo mismo para América Latina, que podríamos decir que es el gran ausente político en esta campaña», añadió.
Correa calificó el sistema electoral estadounidense como «uno de los más imperfectos del planeta» debido a que un candidato puede ganar la presidencia sin que tenga la mayoría del voto popular, ya que lo importante es lograr la victoria en los estados.
Ese mecanismo «está hecho para el bipartidismo» y frustra la participación de los partidos minoritarios, explicó.
«¿Cuál es la diferencia entre el partido republicano y el partido demócrata? Más diferencia tengo yo entre lo que pensé cuando me levanté y lo que pensé cuando me acosté», dijo Correa.
En un comunicado emitido hoy tras confirmarse la victoria de Obama frente al republicano Mitt Romney, la Cancillería de Ecuador también felicitó al pueblo estadounidense por el proceso electoral y ratificó su «firme» deseo de consolidar las relaciones comerciales binacionales.
Asimismo, dijo esperar a que en la nueva Administración, Obama y el Legislativo aprueben una reforma migratoria que «brinde una solución definitiva a los más de 10 millones de seres humanos que permanecen en ese país sin un estatus migratorio definido».
Las relaciones entre Ecuador y Estados Unidos han pasado altos y bajos en los últimos años.
El año pasado Correa expulsó a la entonces embajadora de Washington en Quito, Heather Hodges, por un cable presuntamente escrito por ella y divulgado por Wikileaks que insinuaba que el mandatario había designado a un agente corrupto como director de la policía para manipularlo.
En respuesta, el Gobierno estadounidense echó de su territorio al entonces embajador ecuatoriano, Luis Gallegos, pero desde entonces las relaciones mejoraron e intercambiaron embajadores de nuevo.
En julio, el Ejecutivo ecuatoriano afirmó que sopesaba expulsar del país a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) por su apoyo a proyectos que a su juicio buscan la «desestabilización» política, aunque finalmente no adoptó esa medida. EFE