7 nov (EFE).- El terremoto que sacudió hoy Guatemala se ha cobrado la vida de al menos 39 personas, 155 resultaron heridas y casi un centenar se encuentran desaparecidas, según las cifras preliminares dadas a conocer por el presidente Otto Pérez Molina, quien viajó a la zona del desastre.
El mandatario dijo a los periodistas que solo en el departamento de San Marcos, ubicado el noroeste del país y fronterizo con México, el número preliminar de fallecidos se ha situado en 39, pero advirtió que podría incrementarse debido al alto número de desaparecidos.
«Tenemos que lamentar el fallecimiento de 39 personas, es una tragedia, es verdaderamente lamentable», dijo el gobernante a los periodistas.
Entre las víctimas se encuentran diez miembros de una misma familia de la comunidad de San Cristóbal Cucho, que murieron al quedar bajo los escombros de su vivienda derribada por el sismo.
El resto de fallecidos eran habitantes de las comunidades de Palo Gordo, San Pedro Sacatepéquez, La Reforma y El Quetzal, todas del departamento de San Marcos.
Pérez Molina viajó a San Marcos acompañado de varios de sus ministros para constatar los daños provocados por el sismo de magnitud 7,2 en la escala abierta de Richter que este miércoles, hacia las 10.35 hora local (16.35 GMT), sacudió el territorio guatemalteco.
El movimiento telúrico provocó la interrupción de los servicios de electricidad, agua potable y telecomunicaciones en las zonas del oeste del país, que seguían suspendidos a finales de la tarde de este miércoles.
También causó sendos derrumbes en la carretera Interamericana lo cual impide el paso de vehículos hacia las áreas afectadas.
Aroldo Rivera, gobernador de San Marcos, dijo que el terremoto derribó más de 30 residencias en las ciudades de San Marcos y San Pedro Sacatepéquez, y que los edificios de Gobernación Departamental, el Palacio Maya y la Policía Nacional Civil, «quedaron totalmente inhabitables».
El Gobierno mantendrá durante al menos 24 horas más la «alerta roja nacional» decretada por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), en prevención de posibles replicas del sismo.
Además de San Marcos, el terremoto afectó los departamentos de Quetzaltenango, Huehuetenango, Quiché, Sololá y Totonicapán, en las zonas del este y noroeste del país.
Desde estos lugares medios locales han reportado varios fallecidos pero los mismos no han sido oficializados por las autoridades, mientras que los Bomberos Voluntarios Departamentales reportan más de un centenar de llamados de auxilio.
Pérez Molina dijo que la prioridad de las autoridades es rescatar a las personas que se encuentran soterradas y buscar a los desaparecidos, así como atender a los heridos, y brindar atención humanitaria de emergencia a los miles de damnificados.
Aseguró que su Gobierno cuenta con los recursos suficientes para atender la emergencia, y agradeció a Venezuela y España, los primeros países que se han comunicado oficialmente para ofrecer ayuda.
Por su parte, los organismos de socorro de Honduras, El Salvador y Panamá ofrecieron colaborar en las labores de rescate y reconstrucción en Guatemala, mientras que Costa Rica expresó su solidaridad a su vecino centroamericano, al igual que Ecuador.
Más de 2.000 miembros de Ejército y medio millar de agentes de la Policía Nacional Civil fueron enviados a la zona del desastre para colaborar con las tareas de rescate y resguardar la seguridad de los pobladores.
El movimiento telúrico, el más fuerte que se registra en este país centroamericano desde el terremoto de 1976 que se cobró la vida de más de 25.000 personas, tuvo una intensidad V en la escala de Mercalli, que del uno al doce.
Su epicentro fue ubicado a 200 kilómetros al suroeste de la capital, frente a las playas de Champerico, en el departamento sureño de Retalhuleu.
Según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumhe), el sismo fue provocado por un movimiento de la «placa de Cocos», una falla sísmica ubicada a 75 kilómetros de profundidad dentro de las costas del Pacífico.
El sismo también se sintió con fuerza en El Salvador y en zonas del sureste de México. EFE