Cuando queremos mover de forma independiente los dedos de la mano, el meñique y el pulgar reaccionan mucho más rápido que el dedo corazón. Esto se debe a que las células nerviosas que controlan los dedos vecinos afectan negativamente a la capacidad de respuesta, según ha demostrado el Instituto de Computación Neuronal de la Universidad de Bochum (Alemania).