¿Por qué no nos reímos al hacernos cosquillas a nosotros mismos? Las áreas que responden al tacto se activan mucho menos cuando se las hace uno mismo, según expone la revista NeuroReport. Por tanto, la estimulación auto-generada se atenúa en el mismo momento en que el sistema motor da la orden de ejecutarlos. Si no hay “sorpresa”, no hay sorpresa.-